Un fascinante recorrido musical a través de la música. Así se presenta «La ruta de Oriente en tiempos de Francisco Javier», el proyecto de Jordi Savall, viologambista y director de orquesta, y la soprano Montserrat Figueras. Un concierto único que el próximo martes llega al Auditorio «Príncipe Felipe» (20.00 horas, 26 euros) dentro del cliclo de Conciertos del Auditorio que organiza el Ayuntamiento de Oviedo con el patrocinio de Cajastur y LA NUEVA ESPAÑA. Los protagonistas del proyecto, en el que participarán cerca de 30 músicos, entre los integrantes de la formación «La Capella Reial» de Cataluña y el grupo Hexpèrion XXI, lo explicaron ayer en una conversación telefónica con LA NUEVA ESPAÑA.

-¿Qué recorre su ruta?

-El proyecto nació con los 500 años del nacimiento de Francisco Javier, en 2006, y surge de la fascinación y la admiración ante la epopeya y la dimensión espiritual del que fue llamado «apóstol del Oriente». Francisco Javier recorrió 100.000 kilómetros y sentó los cimientos de nuevas comunidades cristianas. Recorrió África, India, Japón y China.

-Todo hecho música.

-Es una evocación de la época en la que vivió y de sus contactos con las principales culturas de la época, especialmente la portuguesa y la japonesa. Se trata de una evocación de la música que él conoció en esa época, es un reflejo de las distintas culturas musicales que encontró.

-¿Qué músicas?

-La música de corte hecha en Navarra, en París, en Italia, músicas religiosas o profanas que nos hablan de los acontecimientos históricos o que muestran el espíritu y el ambiente de la corte, de las villas o de los países.

-Y lo hacen también con instrumentos de época.

-Utilizamos los tambores y los laúdes de África, el sarod y las tablas de la India, las flautas, la biwa y el canto de Japón.

-Agustín de Hipona dejó escrito en el siglo V que «El mundo es un libro, y aquellos que no viajan sólo leen una página». Para usted, ¿el mundo es una gran partitura?

-El mundo es una gran partitura de músicas que representan el alma de las culturas.

-Usted es experto en música antigua, ¿la música admite criterios cronológicos?

-La música siempre es un acto contemporáneo cuando la tocamos y la cantamos. Nosotros, con la formación «Hexpèrion XXI», somos músicos que nos hemos informado sobre las prácticas antiguas. Interpretamos esas partituras con nuestra sensibilidad, pero respetando las normas de estilo y la forma de hacer las cosas.

-¿Qué le sorprendió más de este viaje?

-Lo más fascinante es imaginar la importancia que tuvo para Francisco Javier contactar con estas civilizaciones. «Llegábamos y éramos como estatuas», explicaba. Él, con su sabiduría, con la música y con el canto llegó a comunicarse con los indígenas. La música fue el primer contacto. Nosotros hemos recuperado ese diálogo y como ejemplo sirva cómo dialoga la flauta japonesa con la voz para crear un mundo muy sugestivo y lleno de intensidad.

-¿Y qué permanece?

-El canto «O Gloriosa Domina», que nosotros interpretamos, se sigue cantando en las comunidades que llaman de cristianos escondidos. Es una prueba de la importancia de la música.

-¿Sería posible un viaje similar con las músicas actuales?

-Lo hemos hecho con Jerusalén. Un proyecto que ya hemos presentado, por ejemplo, en Fez, en Upsala, en Polonia y en otros lugares.

-La música para tender puentes.

-La música es uno de los pocos caminos que existen. Con la música podemos entendernos entre culturas, entre israelíes y palestinos. Es una de las pocas cosas que nos queda para dialogar, porque con la música no podemos mentir.

-Su trabajo conjuga la investigación con las emociones.

-En todas las cosas, no sólo en la música, si no hay pasión y emoción no consigues nada. Ya lo decía Leonardo: antes de empezar cualquier ejercicio tiene que haber emoción.

Montserrat Figueras, soprano, tercia en la conversación para detallar la importancia del canto en este trabajo.

-Dentro de Europa hay grandes diferencias ligadas al lenguaje y a la filosofía y cánones de belleza de cada país. Imagínese dialogar con cantantes orientales. Aunque al final todos buscamos la belleza y la espiritualidad.