Hoy, Desarme, mañana, jornadas de carrillera, pasado... Ya no quepo por el Postigo. He comido unos garbanzos con bacalao como para llamar al 112; los callos, en cambio, no tanto: al amigo que los encarga le gustan sin morro y a joderse, todos sin morro. Más demócrata era un fartón de Matalablima que invitaba a casa a sus amigos para, entre otras exquisiteces, comer bollinas, que freían en aceite; una vez convidó a otro aún más fartón a quien le gustaban fritas en mantequilla, así que ordenó al cocinero que friera dos docenas en aceite y dos en mantequilla; pero mientras repetían el primer plato, lentejas con oreya de gochu, al anfitrión le dio un ataque y calló patas arriba, así que el invitado corrió hacia la cocina gritando: «¡Todas con mantequilla, todas con mantequilla!». Si Cascos no asiste al envite político, sé quién va a comerlas todas con mantequilla.