Pablo GALLEGO

El futuro del llamado «Plan Bolonia», con el que las universidades españolas se han adaptado a un modelo común europeo, no está en los despachos, sino en las aulas de las facultades. Por eso la directora de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), Zulima Fernández, que ha dado el visto bueno a todos los grados universitarios que en este momento se imparten en España, opina que «ahora ha llegado el momento de ponerlo en práctica y demostrar, con el esfuerzo diario, aquello que sobre el papel dijimos que íbamos a hacer». «Es el momento de los hechos, y si nos damos cuenta de que nos hemos equivocado, no pasada nada», afirmó.

La directora de la ANECA realizó estas declaraciones en la apertura de la jornada sobre «Aprendizaje de los estudiantes universitarios: estrategia, estilos y evaluación», organizada por la agencia en colaboración con las universidades de Oviedo y La Laguna (Tenerife) en la biblioteca del campus del Milán. Fernández apuntó que la agencia recibe peticiones de modificación de nuevos planes de estudio «por cientos». «Si no fuese así significaría que los planes son perfectos, cosa que es imposible, o que las universidades cambian sus planes sin que nos enteremos, cosa que es peor», bromeó.

En el salón de actos de Humanidades, Zulima Fernández compareció junto a la vicerrectora de Estudiantes, Susana López Ares; el consejero de Educación, Herminio Sastre, y dos representantes de las universidades colaboradoras en el encuentro: el director del área de Orientación y Acceso de la Universidad de Oviedo, Luis Rodríguez, y la directora de prácticas externas del vicerrectorado de Ordenación Académica de la universidad canaria, María Teresa González.

Ella fue la que expuso una de las ideas clave del nuevo Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), y sobre la que ayer se debatió durante una intensa jornada: «Lograr que los estudiantes sean corresponsables de su propio aprendizaje». Desde los modelos basados en la resolución de problemas hasta la evaluación a través de campus virtuales o el fomento del «trabajo autónomo» por parte del estudiante.

Sastre, catedrático de Tecnología del Medio Ambiente, destacó ante los expertos de diferentes universidades reunidos en Oviedo la importancia de «orientar la formación por competencias, para permitir que no se pueda integrar mejor en el entorno». «Nuestros alumnos saben conseguir mucha información, pero fallan en la capacidad para reflexionar sobre ello». El consejero reconoció además que, cuando los políticos toman decisiones, «deberíamos consultar más a la Universidad, a quienes realmente tienen los conocimientos, para equivocarnos lo menos posible».

La instituciones de educación superior españolas han sido de las últimas en llevar a término su adaptación al EEES - este es el primer curso en que la Universidad de Oviedo tiene todas sus titulaciones adaptadas a grados-, pero otros países como Francia llevan más camino recorrido. La profesora de Física de Materiales Nathalie Lebrun, de la Universidad Lille 1, tiene un largo recorrido a la hora de buscar formas de implicar al estudiante en su formación. En su opinión, el mejor modelo es el basado en preguntas, «presentar a los alumnos un problema para que razonen por qué se ha producido y, con la guía del profesor, lleguen a ser capaces de solucionarlo por ellos mismos con los conocimientos de cada materia», afirmó. Lebrun compartió ponencia con el profesor de la Universidad de Bristol (Reino Unido) Tim Harrison.

El cambio de modelo en la educación superior -con grados de cuatro años, master y doctorado, en los que el alumno se convierte en centro del proceso de aprendizaje- afecta también, según la directora de la ANECA, a la carrera de los docentes. «En la universidad de antes había una contradicción entre aquello por lo que nos pagaban, que era dar clase, y aquello por lo que se nos evaluaba, que era la investigación. Eso ahora ha cambiado, porque la justificación última de la Universidad son nuestros alumnos», señaló Fernández. «Debemos estar permanentemente descontentos, porque siempre podemos hacerlo mejor», concluyó.