Periodista, hoy abre el ciclo de conferencias «Con ganas de vivir»

Ángel FIDALGO

El Teléfono de la Esperanza organiza el ciclo de conferencias «Con ganas de vivir» en el auditorio Príncipe Felipe, que inaugura hoy, a las 19.30 horas, la periodista asturiana Gloria Díez.

-¿Qué mensaje quiere dar con su conferencia «A lomos de la vida»?

-No es un mensaje cerrado, más bien una reflexión compartida. De alguna forma es lo que yo he aprendido. En la Naturaleza todo es cíclico. No hay que renegar de los inviernos, lo que hay que reclamar, enérgicamente, es que lleguen seguidos de su correspondiente primavera. Las crisis son inevitables, pero con un poco de suerte y un poco de calma, te pueden hacer más fuerte, e incluso más feliz.

-¿Cuál es la mejor filosofía para andar por la vida?

-Yo diría que en la vida se avanza como en la ciencia, por el método de error-acierto. Es inevitable probar con distintas filosofías, con distintos métodos. Es importante mantenerse abiertos a aprender, dedicar tiempo a buscar. Luego, te vas quedando con lo que funciona. Lo que no podemos hacer es rendirnos.

-¿Y cuando todo se pone cuesta arriba?

-Lo que primero solemos hacer es negar la evidencia, luego buscamos a quién o a qué le podemos echar la culpa del desastre, a continuación nos enfadamos y protestamos. Es normal. Pero todo ese tiempo y esa energía se podrían haber ahorrado, porque, después de todo, hay que llegar al punto cero, que es plantearse: ¿Qué puedo hacer yo para mejorar esto? Y siempre se puede hacer algo. La mayoría de las veces no está en nuestras manos cambiar las circunstancias, pero sí cambiar el modo en que vivimos esas circunstancias.

-¿Los rencores pasan factura?

-Desde luego. Tenemos tendencia a llevar a la espalda una pesada mochila repleta de pasado. Ahí está el rencor, está el miedo. Solemos enfrentarnos al futuro siguiendo los patrones de lo que nos ocurrió un día. Pero a la vida le encanta sorprendernos y, mientras tratamos de evitar las piedras antiguas, no somos capaces de ver las nuevas, que son otras y muy diferentes. Hay una gran liberación para los que deciden hacer borrón y cuenta nueva, para los que la dejan a un lado del camino y deciden seguir.

-¿Los dolores, mejor compartirlos, o tragarlos en soledad?

-Al final, siempre estamos solos ante nuestras decisiones. Es una cuestión personal. Pero siempre es mejor tener opiniones y apoyos cerca. Aunque las opiniones no sean muy acertadas. No importa. ¿Qué es mejor una botella de sidra y un amigo, o una botella para ti solo? ¡No hay color?!

-¿El niño que llevamos dentro nos puede ser útil para andar por la vida?

-Ojalá no perdiésemos nunca la flexibilidad del niño que fuimos, su capacidad de asombro, de entusiasmo, las ganas de jugar por el puro placer del juego. Quien no mata al niño que lleva dentro tiene muchas más posibilidades de convertirse en un adulto satisfecho.

-¿Merece la pena vivir de ilusiones cuando empiezan a venir las cosas mal dadas?

-Merece la pena trabajar para que esas ilusiones se concreten. Está muy bien cuando decimos «seré feliz cuando me ocurra esto o lo otro», pero mientras esperas, aprende a sacarle todo el jugo a lo que tienes ahora. ¿Qué puedes perder?

-¿Qué papel desempeña en todo esto la religión?

-La religión aspira, o debe aspirar, a dar sentido a la vida. En la medida en que eso funcione, es decir, que la religión me aporte sentido y que yo la elija libremente, es buena.

«Muchas veces no podemos cambiar las circunstancias, pero sí el modo de vivirlas»

Gloria Díez

Periodista