David ORIHUELA

El llamado parque periurbano del Naranco se presentó en 2005 como un ambicioso plan del Principado para «poner en valor» y preservar el monte ovetense, vinculándolo como zona de ocio de la ciudad. Cinco años después, apenas se ha hecho nada, lo que el pasado lunes provocó un enfrentamiento dialéctico entre el consejero de Infraestructuras, Francisco González Buendía, y el concejal ovetense de Urbanismo, Alberto Mortera.

Hace cinco años el Gobierno del Principado elaboró un detallado documento de trabajo que afectaba a terrenos de los cuatro concejos por los que se extiende el Naranco (Oviedo, Las Regueras, Llanera y Siero), e invirtió 3,6 millones de euros en comprar a la familia Masaveu la finca del Pevidal, al sur del Sagrado Corazón, que estaba llamada a convertirse en el centro neurálgico del parque y que hoy está abandonada y con sus edificaciones, construcciones agrícolas, en ruina. En esta finca estaba prevista la «creación de un parque forestal en el que se recreen mediante elementos arquitectónicos y vegetales distintos elementos del medio rural, así como aspectos varios de la cultura y mitología asturiana», todo ello «con representaciones del mayor número posible de los concejos asturianos».

Pero sin duda el proyecto más ambicioso es el que el Principado denominó «Área de representaciones al aire libre». El documento consideraba «muy adecuada la propuesta de un escenario al aire libre en el que tengan cabida representaciones artísticas de todo tipo: musicales, teatrales, proyecciones cinematográficas o danza». Se proponía «darle estructura semicircular a modo de anfiteatro, aprovechando las pendientes, con el objeto de que los espectadores perciban la representación en un marco distinto al que habitualmente se está acostumbrado».

A partir de ahí se quería también «habilitar espacios abiertos con capacidad suficiente para albergar actuaciones artísticas o eventos sociales que impliquen una alta concentración de personas». Además, se pretendía aprovechar los edificios que hay en el «parque» para usos hoteleros y hosteleros y se proponía hacer «una cafetería con zona de terraza en la que poder disfrutar de la comida en un entorno de agradables vistas y, en su caso, un programa complementario de alojamientos».

Todo ello se culminaría con un centro de interpretación del «parque periurbano» y se potenciaría con mejoras en las comunicaciones del alto del Naranco con la ciudad, con el fomento del transporte público e incluso con la prolongación de las líneas de autobús urbano y la «reorganización de sus trazados para satisfacer la demanda vinculada a los equipamientos, en especial los de la cima».

Además, se proponía dotar «de un sistema de transporte público específico para el monte Naranco que relacione la ciudad con la cima y resulte complementario con el servicio público ya existente», según se recoge en el documento del proyecto del «parque».

El estado actual de la finca del Pevidal, por la que el Gobierno del Principado pagó a la familia Masaveu 3,6 millones de euros y que era la zona vital del parque periurbano del Naranco, es de visible abandono. Las construcciones agrícolas situadas en estos terrenos, al fondo de la imagen, están sin uso de ningún tipo, y algunas se han derrumbado con el paso de los años.