D. O.

Las obras que se desarrollan en la carretera a Lugones, a su paso por La Corredoria, consistían en estrechar las aceras para ganar espacio y poder habilitar un carril para las bicicletas. Pero las protestas vecinales han empujado al Ayuntamiento a modificar el proyecto para eliminar el carril bici, y evitar de esta manera que la travesía tenga unas aceras de 80 centímetros.

El concejal de Urbanismo, Alberto Mortera, anunció ayer que el proyecto se modificará esta misma semana. El Consistorio ya se ha puesto en contacto con el Principado para pedir el cambio, «porque parece razonable lo que dicen los ciudadanos», indicó Mortera, que la semana pasada se reunió con representantes vecinales del barrio. Y explicó: «Lo que se estaba haciendo es exactamente lo contrario de lo que se estila en el resto de la ciudad, donde se procura hacer aceras muy anchas y ganar el máximo espacio posible para los ciudadanos».

Así las cosas, «esta misma semana se reformará el proyecto», subrayó el edil. El cambio se refleja en que desaparecerá el carril bici que dio inicio a las obras y se ensancharán las aceras, «que tendrán un ancho que nunca será inferior al metro y medio». Por el momento, lo que se ha hecho es paralizar la obra hasta que se modifique el proyecto.

Pero dentro de la estrategia que ha puesto en marcha el área de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Oviedo en beneficio del uso de la bicicleta, la travesía de La Corredoria será «zona 30», sumándose así a esos corredores que unen barrios como La Florida o el Cristo con el centro de la ciudad y en los que la prioridad la tienen los ciclistas frente a los coches.

Un cambio que afecta al tramo descendente de la carretera, después de pasar la rotonda de Cuatro Caños. El Ayuntamiento estudia aún qué hacer en el tramo más cercano a Oviedo, en La Estrecha. «En esta zona sí que se puede habilitar un carril para bicicletas porque la calzada es suficientemente ancha», apunta Mortera.

El concejal de Urbanismo destacó que en el resto de la ciudad «ha funcionado muy bien» la apuesta por las bicicletas, «y cada vez se ve a más ciclistas por las calles». Así que lo que se ha buscado es la fórmula para mantener la comodidad de los vecinos y, al mismo tiempo, facilitar que los usuarios de bicicletas «puedan transitar por estas zonas, con gran densidad de tráfico, sin correr ningún peligro».

El presupuesto de las obras es de un millón de euros y corre a cargo del llamado «plan A», los fondos anticrisis del Principado que gestiona el Ayuntamiento.