P. G.

«Hay que facilitar las intervenciones en el casco antiguo. Hay cosas que obviamente se deben conservar, como una fachada con sillares de los siglo XVII o XVIII, pero tampoco debe dejarse todo porque sí». Concha Uría, arquitecto de la empresa Entorno Asturiano, explica así su punto de vista sobre la posibilidad de que el Ayuntamiento de Oviedo rebaje el nivel de protección de ciertos edificios del Antiguo para favorecer «su recuperación».

En su opinión, el casco histórico de Oviedo conserva elementos arquitectónicos que la definen como ciudad, pero hay otros, «como paredes de ladrillo y pasta», cuya conservación no sería necesaria a la hora de rehabilitar esta zona. E insiste: «A la larga, conservar todo sin poder tocar nada es más un problema que una solución».

La constructora en la que trabaja Uría tiene experiencia a la hora de trabajar en edificios antiguos: «Sabemos lo difícil que es, y que no hay ninguna solución correcta y válida para todos los inmuebles».

Un ejemplo de su intervención es el edificio en la plaza del Riego que ahora ocupa la Sindicatura de Cuentas. «Tendría que fomentarse una arquitectura integrada, como se hace en el casco histórico de muchas otras ciudades de Europa», señala. Áreas en las que las fachadas antiguas cubren edificios tecnológicos «o coronados por un nuevo piso de acero», sin que el conjunto reste valor a la historia de la ciudad «ni atente contra su conservación, más bien al contrario». «El casco antiguo de Oviedo debe ser un lugar en el que, siguiendo las pautas adecuadas, se pueda actuar».

Uría alerta además sobre la posibilidad de aplicar modelos constructivos actuales sobre edificios «que no lo aguantarían». «Lo ideal sería que fuésemos capaces de mantener el casco histórico en un buen nivel, una vez se tomen las decisiones adecuadas», explica.