Dicen los que saben de esto que la cultura es lo que nos diferencia de las bestias. Y no parece descabellado; si bien podemos encontrar técnicas instrumentales o normas sociales en otros animales, resulta más que complicado encontrar en éstos, por ejemplo, expresiones artísticas. Los psicólogos sociales sabemos, ya desde Vygotski y George Herbert Mead, que somos biología convertida en cultura, que es la cultura lo que convierte al animal en persona, al niño en hombre.

La cultura es lo que nos hace humanos. Una ciudad sin cultura es menos humana. Oviedo sin cultura es, además, menos Oviedo.

Y precisamente porque Oviedo es cada vez menos Oviedo es por lo que ha germinado (esto sí que son brotes verdes) un movimiento social que busca abrir un debate sobre el deterioro cultural de una ciudad que, mientras dormía la siesta, se ha ido quedando sin teatro alternativo, sin cine no comercial, sin certámenes literarios, sin coloquios y conferencias, sin salas para exposiciones o para conciertos de otras músicas... Decía Paul Bowles que si no puedes cambiar tu país, cambia de país. Es sabido que Bowles dejó los Estados Unidos para irse a vivir a Marruecos. Aún quedamos románticos que nos resistimos a cambiar de ciudad, luego habrá que seguir intentando cambiar Oviedo, haciéndola más cultural, más humana. Ésta es la razón del manifiesto «SOS Cultura» que hemos firmado más de trescientos ciudadanos. Aunque quizá no sea cuestión de cambiar Oviedo, sino de impedir que siga cambiando. En ese sentido, no me considero progresista, sino conservador: no quiero contribuir a la progresiva desertización cultural de Oviedo, sino que quiero que se conserven su historia y su cultura, empezando por su patrimonio histórico y cultural.

La cultura es un derecho ciudadano; facilitar el acceso a ésta es un deber político. Hoy me dirijo al Ayuntamiento de Oviedo, pues es responsabilidad suya ofrecer a sus ciudadanos una política cultural rica (a la altura de la historia de la ciudad), diversa (para todo tipo de públicos) y estable (programada, no a golpe de impulso bienintencionado); política cultural que no se limite a la ópera, a la zarzuela y a la música clásica, donde, todo hay que decirlo, Oviedo sigue siendo una referencia. Hoy me dirijo al Ayuntamiento de Oviedo; mañana, como dirían Tip y Coll, hablaremos del Gobierno (del Principado de Asturias). Esto es todo por ahora. Salud y cultura para todos.