En el canal 10 emitieron el martes «Tierras de penumbra», de Attenborough, basada en una novela de C. S. Lewis, protagonista de la película interpretado por A. Hopkins. La había visto en pantalla grande, creo que en el cine Brooklyn, y recordaba su triste nudo y su desenlace. Mi mujer dijo que se iba a la cama, que no tenía ganas de llorar, y yo me propuse ver hasta antes de que un cáncer le rompiese el fémur a Joy Gresham (Debra Winger), poetisa enamorada del escritor. Luego, aguanté hasta el final, por solidaridad poética. En un ejemplar de sus libros, Lewis escribe una dedicatoria al hijo de Joy, que ella lee en voz alta: «La magia nunca acaba»; para añadir ella con sorna, mirando a su pequeño: «Si se acaba, demándalo». En esa línea de exigencia, yo recuso a los gobernadores que sacaron de la chistera promesas deslumbrantes y hoy nos tienen en penumbra.