David ORIHUELA

La normativa urbanística del Ayuntamiento de Oviedo, reformada recientemente, permitirá la rehabilitación de 844 edificios de la ciudad, la mayor parte en el casco antiguo, con algún grado de protección.

Ante esta situación la comisión de urbanismo organizada en la acampada de los «indignados» de Oviedo en la plaza de la Escandalera, realizó ayer un recorrido para conocer esos edificios y de paso parte de la historia arquitectónica de la ciudad. Los guías en ese paseo didáctico fueron el artista visual Ánxel Nava y el arquitecto Guillermo Zarracina. Diego Díaz, del colectivo Ubanismo Crítico y S.O.S. Cultura, hizo de apoyo en las explicaciones.

En la acampada de la Escandalera, punto de partida del recorrido, se reunieron alrededor de veinte personas que recibieron un plano en el que se situaban los edificios susceptibles de ser rehabilitados, o «recreados», como prefieren denominarlo los críticos.

La parte histórica, al inicio del paseo, sirvió para, sin moverse, hablar del jardín del antiguo convento de San Francisco, de la Junta General del Principado, el edificio del «Termómetro» -en proceso de rehabilitación-, el edificio de Miguel de la Guardia en que ahora está el BBVA en la esquina de Uría con la Escandalera, y hasta del teatro Campoamor. Una sucinta explicación histórica y arquitectónica para comenzar a caminar por la calle San Francisco. En ese punto Zarracina echó la vista atrás para volver sobre el «Termómetro» y expresar su temor a que las cristaleras curvas, características del edificio construido entre 1936 y 1939 bajo diseño del arquitecto Saiz Heres, desaparezcan con la rehabilitación. «Estoy esperando a que caiga el telón», concluyó Zarracina en referencia a la lona que cubre la obra.

En San Francisco, referencias a la Universidad, a la muralla medieval y a edificios de nuevo de De la Guardia como el Banco Asturiano. Ya en la calle Ramón y Cajal, los primeros inmuebles que «corren peligro de desaparecer». El bloque del número 2, el de la librería La Palma, está dentro del catálogo de los que se pueden modificar, aunque su aspecto renovado no parece que lo lleve por ese camino.

Un ejemplo del «fachadismo» que puede invadir Oviedo, a juicio de los críticos, está en el número 6 de esa misma calle, un edificio rehabilitado que los «indignados» califican de «pastiche». «Con esta normativa se puede tirar el edificio completamente con la única condición de recrear la fachada», explicó Diego Díaz.

Subiendo por la calle del Peso, con una parada para contemplar la Casa de Quirós en la plaza de Riego, y uno de los fragmentos más grandes que se conservan de la antigua cerca medieval, los caminantes descubrieron en Peso 10 otro de los edificios que pueden «ser pasto de la especulación urbanística».

Volviendo al «fachadismo», la comitiva llegó a la plaza del Ayuntamiento y todos miraron sorprendidos la rehabilitación de las antiguas edificaciones en las que hoy está la Oficina de Turimo.

Como ejemplo de lo que debe ser una rehabilitación, Zarracina se puso a sí mismo y su actuación sobre el edificio que en la fachada de la plaza ubicada en el lado opuesto a la iglesia de San Isidoro, alberga los despachos de los grupos políticos municipales, aunque eso no lo explicaron.