Elena FERNÁNDEZ-PELLO

Tiene 11 años, ha llenado de música «libretas y libretas» y ayer le llegó la hora de someter su arte al escrutinio del público, en el concierto de fin de curso de la Escuela Municipal de Música. Gabriel Ordás Fernández, alumno de sexto curso de Primaria en el Colegio Público Baudilio Arce, estrenó en la sala de cámara del Auditorio Príncipe Felipe su «Dúo», una pieza compuesta originalmente para violín y clave y que él mismo arregló para orquesta, expresamente para esta ocasión. La música salió de las libretas de Gabriel y por primera vez se dejó oír desde un escenario.

Gabriel Ordás (Oviedo, 1999) acaba de completar el cuarto curso de nivel preprofesional en la Escuela Municipal, en la que ingresó cuando tenía 7 años, toca el violín y ahora se presentará a las pruebas de acceso al grado medio del Conservatorio Superior. En su casa se escucha continuamente música clásica, su padre comparte con él esa pasión y el pequeño compositor le deja escuchar sus piezas en el ordenador. La música no cesa nunca. «Hasta por la noche me pongo música para dormir», comenta.

En su debut ha elegido una composición «alegre, que dura dos minutos». Cuenta que fue el director del coro de la Escuela, Emilio García Rodríguez, quien le propuso presentar su obra en público, respaldado por la directora del centro, Gema Losa. Ella define a su alumno como un muchacho talentoso y muy alegre. Refiere que, en una ocasión, en su cumpleaños, Gabriel Ordás la obsequió con una composición escrita especialmente para ella.

Lo de componer su propia música fue consecuencia natural de su interés por esa disciplina artística. «Me aficioné a la música a los 6 años y con el tiempo, poco a poco, empecé a componer», explica.

Sus preferencias musicales están, hoy por hoy, bien definidos y se ciñen al Barroco. «Me gustan Bach, Heandel, Vivaldi, Pergolesi...», enumera, y cita por último, aunque sea algo posterior y se encuadre en la escuela clásica, a Mozart, al que, por su precocidad, el pequeño Ordás es comparable. «La música, a partir del siglo XX, ya no me gusta», confiesa.

No sólo la música atrae el interés de Gabriel Ordás, aunque en general sus gustos, en cuanto a diversiones se refiere, se encaminan hacia las tareas intelectuales y resultan poco habituales en niños de su edad: le gusta jugar al ajedrez, la lectura, «observar edificios de distintas épocas, la arquitectura» y en el colegio destaca en las Matemáticas, una asignatura que tiene mucho que ver con la música.