Elena FERNÁNDEZ-PELLO

El escritor y crítico cinematográfico Jesús Palacios sostiene que mientras existan crímenes e injusticias habrá cine negro, así que el futuro del género está garantizado. «Todas las historias están escritas, hay que refrescar la manera de contarlas», observa, y de cómo han hecho eso los cineastas contemporáneos se ocupa «Neonoir», la cuarta entrega de una serie bibliográfica dedicada al cine negro que, tras revisar los clásicos americanos, el cine europeo y el asiático, regresa al origen y se vuelve hacia el cine negro americano moderno.

«Neonoir», coordinado por Jesús Palacios y con textos de varios autores, incluidos los de los propios cineastas o los críticos de la época, se presentó ayer en Foro Abierto, el espacio de eventos literarios de la librería Cervantes. Con el coordinador del libro, editado por el Festival de Cine de Las Palmas y «T&B», estuvieron dos de los autores, José Havel y Manuel Abad.

«El cine negro clásico no tenía conciencia de sí mismo», disertaba ayer Palacios. «Casablanca» o «El halcón maltés» son exponentes del género sin que sus directores lo pretendieran. Eso, planteó, cambia en los años sesenta, cuando ya está bien definido, y especialmente en los setenta, en los que se revisan los clásicos, tamizados por experiencias como la guerra de Vietnam o el asesinato de Kennedy y contaminados por el cine de autor europeo y la crítica social explícita. Hacia él lanzaron «una mirada nostálgica» Altman, Scorsese, Aldrich o Lumet en los ochenta. Palacios habla del negro como un «género dúctil», que «no pasa de moda» y que «se atreve a mostrar lo que no queremos o no podemos ver».

La serie «Noir» continuará. Su intención es, según su coordinador, «mantener vivo el espíritu de la crítica y el análisis cinematográfico novedoso, con capítulos altamente especializados, escritos con una mirada muy subjetiva, a otros textos altamente divulgativos». El próximo volumen, adelantó, será «Mondonoir» y se adentrará en el cine latinoamericano, africano y ruso.