Ch. N.

Hace ocho años un niño llamó a la puerta de Julio César García. «Quiero estudiar, señor maestro, ya sé que no tiene nada, pero yo traigo esta silla». Por cosas como esas Julio César García no renunció al proyecto que había empezado un año antes en la comunidad de San Juan Alotenango, en Guatemala, a 14 minutos de Antigua, 270.000 habitantes, 60 por ciento de la población en extrema pobreza, sin acceso a la educación.

Se trataba, explica, de «romper con la idea de que el pobre no puede cambiar de vida, de mostrarles que pueden romper las barreras porque tienen mente, manos, cuerpo para poder triunfar, inculcarles valores, no ideales». Julio César García aplicó todo ese credo en esta comunidad, animado también con la idea de que la mayor parte de los proyectos de este tipo desarrollados en su país estaban en manos de extranjeros. En nueve años ha logrado resultados notables: un centro educativo homologado con 350 niños de 6 a 15 años, talleres de carpintería, cinco profesionales, con el mérito de ser todas ellas mujeres, trabajando en la comunidad, construcción de viviendas que consisten sólo en un cuarto con baño pero que para los habitantes de San Juan Alotenango parecen un palacio...

Para lograr todo esto Julio César García empezó a contar con la ayuda de algunos voluntarios que trabajaban en su país, gente de Holanda o, más recientemente, con la colaboración del asturiano Jenaro Fueyo, que estos días lo ha traído por Asturias y hoy lo acompañará, a las siete de la tarde, en la presentación del proyecto «Bendición de Dios» en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

El nombre de la asociación lleva a otras preguntas. ¿Religión? «No tomamos ninguna religión, respetamos cualquier credo, pero sí abundan los evangélicos y católicos. En realidad se trata de defender una línea de valores. Porque tenemos que enseñar a las personas a valerse por sí mismas. Si no, no habrá cambios».

Esta «evolución y revolución» que predica la asociación Bendición de Dios tiene otras manifestaciones. Relata Julio César García que cuando llegó a San Juan Alotenango la mayor parte de la población vivía en casas de caña, la tierra por suelo y la familia durmiendo allí, con los chompipes (pavos), perros y gatos. «Hemos ido explicando que ser pobres no significa ser sucios. La dignidad personal es importante. Han ido aprendiéndola. Y en nuestra escuela no encontrarás un niño descalzo, ni sucio. Tampoco vamos a presentar en nuestras fotos un niño dando lástima, sino un niño que está cambiando y que tiene sueños».

A la presentación del proyecto Bendición de Dios en Guatemala, que tendrá lugar hoy a las siete de la tarde, seguirá, dentro de las actividades del Club Prensa Asturiana, el debate sobre las cláusulas de suelo y techo en las hipotecas a la luz de las nuevas tendencias resolutorias de los tribunales españoles. Modera Marco Antonio Fernández Pintado e intervienen Marcelino Tamargo y David Mayo.