El filósofo asturiano Gustavo Bueno publicó hace siete años un libro premonitorio, «Panfleto contra la democracia realmente existente», y ahora, en su revista en internet, «El Catoblepas», está realizando una serie de nuevas reflexiones en la misma línea y al hilo del movimiento de los «indignados» que, entre otras cosas, reclaman una verdadera democracia.

-Piden democracia real.

-Quienes piden democracia real exigen algo ideal o utópico. Están en una escala de formulación totalmente alejada de la realidad política, económica y social.

-¿Cómo?

-Mantienen una posición idealista de la democracia. La democracia tiene muchas maneras de definirse, casi todas muy oscuras y extrañas. Ahí están Rousseau como Kant y su paz perpetua, tan jaleados. Pero lo cierto es que tanto uno como el otro creían que la democracia es la forma política más próxima al despotismo. Y eso que se los considera como fundadores de la democracia. Y qué decir de Fukuyama y su famoso fin de la historia.

-En ese caso...

-La distinción imprescindible para desenvolverse en esa maraña es la que se realiza entre los aspectos tecnológicos e ideólogos aunque mejor sería decir nematológicos. La democracia supone partidos políticos, elecciones, urnas, listas cerradas o abiertas, coaliciones y demás. Todo el mundo sabe qué es la democracia. Pero si preguntas a la gente, te responde como Rousseau, diciendo que la democracia es el gobierno del pueblo o la intervención del pueblo en el Gobierno. Si no puede ser directa, como en los cantones suizos, se acude a la representación. Pero pueblo, representación o intervención son ideas muy oscuras, no basta con invocarlas.

-Parecen claras.

-Por poner un ejemplo, es como cuando se dice que en la religión hay dos momentos. El tecnológico supone templos, misas, oraciones, rituales de los curas... Todo el mundo sabe qué es la religión en el sentido tecnológico. Pero si preguntas por el otro sentido, el nematológico, aunque lo denominamos como ideológico, que es una palabra contaminada, todo cambia. Bueno, es que si dices nematológico la gente no lo entiende, así que ideológico entre comillas.

-Pues eso, ideológico.

-Ideológico, según Marx en su tesis doctoral, es un conjunto de ideas que arraigan socialmente en un grupo frente a otros. Decimos pues que la religión es el conjunto de actividades que establecen o regulan las relaciones del hombre con Dios. Y a la gente si le preguntas dice esto y no lo otro. Lo de los templos y los curas lo dicen sólo los niños. Bueno, otros dirán que es el opio del pueblo pero tampoco se sabe qué es el pueblo. La idea de Dios es tan oscura como la del pueblo. Para el caso, del conjunto enorme de definiciones de la democracia se pueden clasificar en dos grandes grupos, idealistas y materialistas.

-¿En qué se diferencian?

-El idealismo democrático se define por un criterio que supone, a su vez, una teoría del Estado. Si no no se puede hablar. Utilizamos la teoría de las capas del Estado: conjuntiva, basal y cortical. Y sus ramas. En la capa conjuntiva hay tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Y en la basal, otros, y así sucesivamente. El idealismo democrático se mueve en concepciones que se fundan en la capa cortical. Define la democracia por los poderes clásicos y considera que haya separación o que haya elecciones y Constitución. Es una definición claramente idealista porque deja al margen las capas basal y cortical.

-¿Qué suponen las otras dos capas?

-La basal hace relación a la patria y a la tierra. La cortical, a los límites y las fronteras con otras sociedades políticas, con otros estados. Hacer definiciones sólo considerando la capa conjuntiva es propio de una perspectiva idealista o espiritualista. Ojo, que eso no quiere decir que no tengan en cuenta la capa basal porque sólo a un loco se le ocurriría prescindir de esa capa. Esto es muy importante. Lo que ocurre es que hacen lo que Aristóteles llama la desconexión de los géneros.

-Explíquelo.

-Se produce una desconexión de géneros si, por ejemplo, consideramos un ordenador, falla la energía eléctrica y no funciona. Sin la energía eléctrica no se puede explicar un ordenador, un hardware o un software. O también, otro ejemplo, imaginemos una cajita de música con un muelle o una pila. Das a un botón y suena. Si no hay pila o resorte, no funciona. De todos modos, de la energía eléctrica no se deduce la música, hay una desconexión de géneros. Así que si a la capa basal no se la integra en la conjuntiva se cae en el idealismo. De eso adolecen los jóvenes y menos jóvenes que hay por ahí pidiendo democracia real.

-¿Adolecen?

-Claro, dicen que los defectos de la democracia se curan con más democracia. Es lo que ocurre con las movilizaciones de los últimos meses en Egipto, Libia y otros países. Democracia para solucionar los problemas. Pero con más democracia no se incrementan las materias primas. La democracia está en otro nivel. Hay una incomunicación de géneros. Pero como de la democracia tratan juristas, politólogos y sociólogos que manejan, entre otras, las doctrinas clásicas del Estado de derecho de Kant, no salen de la capa conjuntiva. La capa basal la dejaban los clásicos para la empresa privada o la Iglesia. El Estado no debía ocuparse de la Policía en el sentido de limpieza o de la alimentación. Tradicionalmente fue cosa de la Iglesia. En el Antiguo Régimen el Estado no se ocupaba de esas cosas. Empezó con la democracia.