Profesor especializado en arte y crimen y fundador de ARCA

Santiago, Carmen VILLAR

Formado en Historia del Arte, Noah Charney se hizo primero famoso como escritor con su novela «El ladrón de arte». La escribió mientras se formaba en el Courtland Institute of Art de Londres. Pero ahora su vida gira en torno a la investigación de crímenes vinculados al mundo del arte -el delito que más preocupa al Gobierno estadounidense, tras el narcotráfico y el terrorismo- a través de ARCA, una organización a la que pertenecen ex directores de Scotland Yard o fiscales en activo y que forma a expertos en criminología y arte para asesorar a las fuerzas de seguridad de todo el mundo.

-¿Qué opina del robo del Códice?

-Es sorprendente porque fue cogido de un lugar seguro. Por desgracia, libros raros se roban muchos cada año, pero en su mayoría de lugares abiertos a visitantes, no tanto de sitios donde se guardan bajo llave.

-Todos subrayan que no tiene precio. ¿Qué comprador puede adquirirlo?

-Para un libro raro completo no se puede hablar de «mercado». También es extremadamente raro que alguien encargue el robo de una renombrada obra de arte. Sabemos sólo de un puñado de casos de ese tipo en la historia. No obstante, éste puede ser el caso aquí. Pero lo más probable es que el libro, tristemente, sea cortado en pedazos y sus páginas vendidas individualmente. El vendedor espera que el origen del Códice no se note si se vende así. En general, la mayoría de las obras de arte famosas se roban para pedir un rescate al propietario o a la compañía de seguros, así que en semanas venideras deberíamos saber si éste fue el motivo principal. Si no llega una petición de rescate, probablemente el libro esté destinado a ser cortado en páginas individuales y vendido así.

-¿Por qué el Códice? Lo habitual son cuadros...

-Estos libros a menudo están menos protegidos que los cuadros y son más fáciles de transportar y pasar de contrabando. Cada año se roban miles de estos libros, pero pocos son descubiertos porque los inventarios no se hacen regularmente o porque se roban páginas sueltas, lo más habitual, antes que el libro completo.

-¿Qué opina de la seguridad?

-Por lo que leo en la prensa, parece mejor que la mayoría de archivos y bibliotecas. Había varias cámaras, aunque ninguna apuntando al Códice, pero es más de lo que muchas bibliotecas tienen. Que estuviera dentro de una cámara de seguridad ya es impresionante.

-¿Se podrá recuperar?

-En general, el índice de objetos recuperados es muy bajo. Como mucho, alrededor del 10 por ciento, y la persecución exitosa de quienes cometen el delito es incluso menor, de entre un 2 y un 6 por ciento. Los ladrones tienen ventaja. Pero también es muy difícil vender arte robado porque todo el mundo sabe lo que se robó en muy pocas horas gracias a internet. Por eso hay una oportunidad superior a la media para que el libro, o páginas de él, pueda ser recuperado. Pero es bastante improbable que los criminales sean capturados. Tendrían que cometer errores muy graves. Probablemente intentarán vender la obra en el extranjero, aunque quizá no hayan dejado aún el país. Desafortunadamente, el contrabando de arte es fácil dentro de Europa a causa de la apertura de fronteras.

-¿Qué es lo peor que podría ocurrirle al Códice?

-La peor cosa que puede pasarle es que se corte y las páginas se vendan individualmente y así se pierda. Esperemos que los ladrones se equivoquen o se den cuenta de que es difícil vender una obra artística tan famosa como el Códice Calixtino.

-¿Cuántas obras de arte se roban cada año?

-Que se sepa, es decir, objetos de arte de los que se informe, más de 50.000 cada año.