Lucía GAYO

Un 5 de agosto de 1939, hace ya setenta y dos años, trece mujeres fueron fusiladas en el cementerio de la Almudena en Madrid. Entre esas trece jóvenes estaban dos asturianas, Julia Conesa Conesa, ovetense de 19 años, y Joaquina López Laffite, trubieca de 23 años. Ayer, en la fosa común del cementerio de San Salvador tuvo lugar el homenaje a estas dos mujeres, dos de las trece jóvenes imposibles de olvidar, y a todas las víctimas del franquismo.

«Al homenaje de este año no han podido acudir las familias de Julia Conesa y de Joaquina López», explica Laura Díez Prieto, secretaria de igualdad de la Agrupación Municipal Socialista (AMSO). Los que sí estaban eran familiares de la fosa común de Oviedo y también algunos testigos de aquellos años de guerra y posguerra. Entre estos, se encuentra Ángeles Flórez, una mujer de 92 años: «Fui a luchar a la guerra y me cogieron presa. Me montaron un consejo de guerra aquí en Oviedo y tuve que ir a la cárcel. Primero pidieron cadena perpetua y luego quince años de condena. Al final entré en la cárcel el 7 de noviembre de 1937 y salí en 1941. Una vez que salí de la cárcel, me casé y tuve que huir como refugiada porque si no hoy en día no estaría aquí», relata emocionada.

Al acto también acudió Alfredo Carreño, secretario general de la AMSO, el cual aprovechó para pedir una vez más que se retiren los símbolos franquistas que aún perduran en la ciudad, como el monumento de la plaza de España, que cuenta con un medallón de Franco.

Antes de realizar la ofrenda floral y tras la intervención de Carreño y de Laura Díez, se leyó la emotiva carta de despedida que escribió Julia Conesa antes de su fusilamiento a su familia.

La ofrenda se convirtió en el momento más emotivo del acto, donde los sentimientos de los asistentes salieron a relucir. «Mi padre murió en la cárcel de Valladolid, murió de hambre y al poner una flor en su honor no he podido evitar derrumbarme», explica entre lágrimas Ángeles López. «Mi abuelo está enterrado en esta fosa por ser miembro del Partido Comunista, llevo viniendo aquí durante toda mi vida», comenta Joaquín Uría.

Tras el homenaje en el cementerio, los asistentes se desplazaron hasta la Casa del Pueblo, donde se realizó un coloquio y se proyectó el cortometraje «Entre rejas», que trata sobre los campos de concentración y la guerra.