Lucía GAYO

Una vez al año, y siempre el primer fin de semana de septiembre, la Casina del Fontán abre sus puertas para mostrar los secretos que alberga en su interior. Este edificio es utilizado por la comunidad judía del Principado de Asturias como sede, lugar de culto y de reunión. Ayer, la Casina abrió sus puertas y ofreció a los numerosos invitados una copa de un vino tradicional judío y un dulce típico. Esta jornada de puertas abiertas es la mejor ocasión para conocer más de cerca la cultura judía.

«La comunidad judía es una comunidad pequeña, pero de gente abierta. Esta jornada de puertas abiertas es un acto de normalidad. La cultura judía es una cultura más dentro de todas las culturas del mundo», comenta Aida Oceransky, presidenta de la comunidad judía del Principado de Asturias.

En la segunda planta del edificio se encuentra la sinagoga, donde los judíos asturianos se reúnen para rezar y para celebrar sus ceremonias. «La sinagoga está orientada hacia Jerusalén y siempre rezamos mirando hacia allí. En la sala hemos expuesto aquellos objetos de culto que tienen un valor realmente especial para nosotros», explica la presidenta.

En una de las mesas colocadas para la jornada de puertas abiertas, los visitantes se podían encontrar con diferentes objetos de culto como la Hetuba, el «Pentateuco» o diferentes objetos que son utilizados para celebrar el shabat, que es el día sagrado para los judíos. «En una de las mesas se pueden ver diferente objetos de culto. Queremos enseñar, por ejemplo, la Hetuba, que es el contrato nupcial y se firma antes de contraer matrimonio. Además, en caso de divorcio protege a la mujer, que se quedará con ciertos bienes. La judía es una cultura que protege mucho a la mujer. También mostramos el «Pentateuco», uno de los libros de la Biblia y del cual estudiamos una parte a la semana. En el shabat utilizamos diferentes objetos como una vela, copas de vino y el pan, el cual bendecimos. El judaísmo es muy simbólico», relata Aida Oceransky.

En el centro de la sala destaca una especie de atril colocado en dirección a Jerusalén. «Nosotros consideramos que aquella persona que lee la Torá se eleva espiritualmente, por lo que la persona que está leyendo la Torá se sube en esta tarima para elevarse. Es algo muy simbólico», explica la presidenta de la comunidad judía del Principado de Asturias.

Al otro lado de la sala, otra mesa enseña más elementos litúrgicos de la cultura judía. «En esta mesa tenemos también más libros de rezos como la Biblia completa, que está escrita en hebreo y en español, el Sidur, que al igual que la Biblia también está traducida. Y luego tenemos dos cuernos musicales que los tocamos en las fiestas», comenta Aida Oceransky.