Estoy a punto de pronunciar el pregón del Día de Asturias en el Centro Asturiano de Málaga, en Torremolinos, cuando a través de mi colega José Vélez me golpea una triste noticia: ha muerto Magadán.

Sí, en lo que parece un accidente tonto, a los 73 años se nos ha ido un veterano del diario «Región» con el que tuve el honor de trabajar durante varios años a las órdenes de quien fue nuestro maestro en el periodismo, Ricardo Vázquez-Prada. A Armando Méndez Álvarez-Magadán le pilló la difícil etapa del cierre del diario «Región», e incomprensiblemente poco valorado por sus compañeros y por las propias empresas periodísticas, decidió entonces, allá por la primera mitad de la década de los 80, dedicarse a la abogacía, una profesión que ejerció con brillantez, lo mismo que había hecho en el periodismo hasta su jubilación. Aunque algo más joven y gamberro, yo con mi querido Magadán corrí muchas venturas periodísticas. Magadán primero trabajó en la redacción en el turno de noche titulando los teletipos, para luego pasar a ser reportero y comentarista local, cuyo sentido crítico periodístico iba unido a una acusada personalidad de buen ciudadano, lo que hacía que sus comentarios como «El Cabinista» tuvieran un importante número de seguidores en nuestra ciudad.

Fuimos también al mismo curso en la Escuela Oficial de Periodismo en Madrid, trasladándonos cada trimestre a la capital de España en un viejo Renault 4 que yo había adquirido de tercera mano y que cuando subíamos por las rampas de Pajares el bueno de Magadán tenía que bajarse para empujar ante las tremendas pájaras que agarraba el cascado vehículo.

Era una persona culta y amante de la familia, por lo que debo hacer llegar desde la distancia mi pésame a su viuda y a sus dos hijas. Los veteranos, que no viejos, roqueros de aquel entrañable periódico de «Región» van desapareciendo, como es ahora el caso de Magadán. Hace unos días también falleció otro compañero de la administración, Manolo Fuertes, pero, por fortuna, aún quedan ejemplos de vitalidad y resistencia de aquella época en que se practicaba un periodismo heroico como es el caso del último director que tuvo «Región», Julio Ges, camino de los cien, o de uno de sus más destacados cronistas deportivos Constantino Álvarez, «Tino», a punto de cumplir los noventa.

De aquella cosecha de periodistas los más jóvenes éramos Miguel Rama y yo. Magadán bien que nos aguantó como un paciente padre lo hace con sus hijos queridos, y siempre les quedamos agradecidos. Ahora, de manera inesperada, se nos ha ido. Descansa en paz, compañero y amigo.