David ORIHUELA

«Los Secretos» son de casa. Llevan tantos años componiendo, grabando y tocando que los Urquijo son uno más de la familia, hasta el punto que Enrique, fallecido hace años, sigue estando presente en los conciertos.

Y fue lo que se vio y escuchó ayer en el auditorio Príncipe Felipe, un concierto de una banda de amigos ante un grupo de colegas en un el salón de casa de uno de ellos. Lo que ocurre es que los que tocaban llevan 30 años haciéndolo y los colegas eran cerca de 1.500 personas. El Auditorio se llenó hasta la última fila, con apenas unas decenas de butacas vacías.

Hasta se perdonaron los errores, como el que retrasó unos minutos el inicio por un fallo en la batería con todos los músicos ya en el escenario y entre bromas de Álvaro Urquijo. Tampoco importó que el sonido no fuese perfecto, la amplificación en el Auditorio tiene sus limitaciones. Todo se arregló, todo se solucionó, porque a los amigos se les perdonan estas cosas y si además tocan himnos, pues ya está todo dicho.

Se trataba de presentar el último disco, «En este mundo raro», y con la canción que da nombre al trabajo se abrió la sesión, pero Álvaro sabe que su público espera los clásicos, como él cuando acude a los conciertos, y no renuncia a tocar «Sobre un vidrio mojado», «Déjame» u «Ojos de gata».

Son las tres canciones con las que cerraron el concierto en un escenario decorado para la ocasión. Y eso, como en casa, alfombras, lamparitas y mesitas auxiliares. Y como en cualquier reunión de este tipo, la cosa se va calentando con el paso del tiempo y lo que empezó con calma acaba en fiesta.

Tres guitarristas y una decena de guitarras, dos de ellas de doce cuerdas, más un bajo, batería y teclados son la formación que pone música a la voz de Álvaro, que casi en cada canción fue cambiando de guitarra, de acústica a eléctrica y vuelta a empezar.

La música española perdió a Enrique Urquijo, pero ahí sigue su banda para recordarle en cada concierto. Canciones como «Buena chica», de esas que marcan en la juventud», o «Bulevar» sonarán siempre con la voz de Enrique, las cante quien las cante.

El público lo disfrutó y también los músicos. «Siempre empezamos las giras por el Norte, algo tendréis», dijo Álvaro como presentación del concierto.

Llenaron el Auditorio y se llevaron el agradecimiento del público después de dos horas de concierto en el que se escuchó todo lo esperado y algo más.