E. F.-P.

La orquesta barroca «Eutherpe», con la soprano Carmen Lorenzo, ofreció ayer el segundo concierto del VII Ciclo de Música Sacra «Maestro de la Roza», que patrocinan el Ayuntamiento de Oviedo, Cajastur y LA NUEVA ESPAÑA. Un par de violines, un bajo continuo, chelo, tiorba y el órgano positivo interpretaron en la iglesia de San Isidoro el Real un programa instrumental en su primera mitad que incorporó la voz al final.

«Nunca habíamos abordado un programa íntegro de música sacra. En la primera parte vamos a tocar música sacra exclusivamente instrumental, difícil de encontrar en el Barroco», refirió el representante de «Eutherpe», Domingo Lagomazzini. Son, indica, las sonatas «da Chiesa». «No era una música litúrgica sino ambiental, que acompañaba a los fieles mientras esperaban el comienzo de la celebración. Así, la música salió de los círculos restringidos de la corte», explicó.

«Eutherpe» tiene especial interés por el repertorio antiguo español, «muy desconocido», según apunta su representante. El concierto de ayer incluyó una lamentación de Francisco Viñas, datada en la primera mitad del XVIII y basada en el texto bíblico de las lamentaciones de Jeremías. El concierto acabó con «una cantada al Nacimiento», de Juan Francés de Iribarren. Precisamente, en su labor de recuperación de la música antigua española «Eutherpe», con sede en Córdoba, prepara un proyecto que incluye incluso flamenco, con un programa de fandangos barrocos y guitarra. «La palabra fandango no es más que un sinónimo de fiesta, una música muy alegre, popular y algo pícara», explica Lagomazzini.

El ciclo dedicado al Maestro de la Roza continúa el próximo viernes, con Kerstin Ansorge, al arpa gótica, y la voz de Marie Chaveneau.