Un dios salvaje», de Polanski, pensada por Yasmina Reza para teatro, donde resultaría mejor, se trata de una comedia que debía ser dura, pero es blanda, con una Jodie Foster sobreactuada, pero lo compensan las tomas exteriores primera y última, y las actuaciones de Christoph Waltz y John C. Reilly. «Un método peligroso» está bien contada, con actores impecables que humanizan a los científicos; acelerada la Knightley al principio, luego mejora en su locura; para seguir los diálogos, recomiendo que llevéis leídos «La interpretación de los sueños», de Freud, y «El hombre y sus símbolos», de Jung; elegantísima fotografía y puesta en escena, digna de agradecer en un director, Kronenberg, poco complaciente en eso. Hablando de psicoanalistas, dijo uno a su clienta: «Mañana trabajaremos con el inconsciente», y respondió ella, tumbada en el diván: «Dudo que mi marido quiera venir».