Ángel FIDALGO

La asociación evangelista Manos Extendidas, de Oviedo, lleva años trabajando para la acogida e integración de inmigrantes en la ciudad. En sus pisos ha ayudado a mucha gente a superar momentos duros de su vida. Esa tarea, capitaneada por Juan José Sánchez Fernández, presidente del colectivo, ha sido reconocida con el premio «Diaconía al Voluntariado 2011» en la categoría «Trayectoria institucional», un galardón que la asociación recogerá hoy en Madrid.

El premio, según el fallo del jurado, se otorga «por la trayectoria de la asociación en la ayuda a la integración social de las personas más desfavorecidas de nuestra sociedad». Lo recibirán coincidiendo con el «Día de la acción social evangélica».

Este reconocimiento nacional premia el trabajo que realiza Manos Extendidas en el Centro de Integración de Oviedo, donde ha dado acogida a más de cuatrocientas personas, casi la totalidad inmigrantes.

El jurado también valoró la puesta en marcha de las cuatro casas de acogidas de Oviedo en las que se alojan más de setenta personas, y en las que el año pasado sirvieron más de 9.000 comidas y cenas y 13.000 desayunos.

Se trata de un apoyo vital para necesitados y marginados, especialmente los emigrantes sin papeles y sin defensa alguna, que llegan con la sola esperanza de conseguir un trabajo, traerse a la familia y alcanzar una vida digna.

Manos Extendidas les ofrece un hogar donde cobijarse temporalmente, un plato de comida que llevarse a la boca, una orientación hacia la posibilidad de legalizar su situación en España, una forma de iniciarse en el idioma y, en definitiva, un ambiente de apoyo capaz de darles ánimos.

Todo empezó en la antigua prisión de Oviedo al principio de la década de los años noventa, en la que hacían un seguimiento de las internas con hijos cuando quedaban en libertad, y más tarde en el centro penitenciario de Villabona, donde muchos de los internos no tenían dónde ir durante sus permisos.

Después, Manos Extendidas continuó con su labor en la cárcel de Villabona recogiendo a los presos que salían con la prisión condicional o durante los fines de semana y necesitaban un lugar de acogida donde iniciar una rehabilitación social. Y las semillas dieron fruto.