Dos cuentos de Navidad, o sea, de caridad: Rita Hayworth, hija del sevillano Eduardo Cansino (no le encontré parientes en Oviedo), visitaba una leprosería en África, tras el rodaje de «Charlie Chan en Egipto», y vio cómo una monja lavaba las llagas de un anciano y untaba sus úlceras con ungüento. Margarita (así se llamaba la «Gilda» famosa) dijo con expresión de repugnancia: «Hermana, yo no haría un trabajo así por un millón de dólares». Y la monja contestó: «Tampoco yo», en alusión a que el dinero no lo paga todo. En cambio, a Juan Bosco, santo en vida, se acercó doña Cornelia, dama de la alta sociedad, para pedirle un autógrafo; el pedagogo piamontés (éste sí tiene hermanos acá) tomó la pluma y en el misal de su admiradora escribió: «He recibido de vos, doña Cornelia, la cantidad de tres mil liras para los muchachos pobres de mis colegios».