David ORIHUELA

Arturo González de Mesa, portavoz de Foro en Oviedo, y sus seis concejales dieron un paso al frente en el último Pleno y aprobaron los presupuestos de Gabino de Lorenzo, su bestia negra. Días antes, De Mesa había enviado una misiva al Alcalde pidiéndole una reunión y mostrando la bandera blanca. Lo hacía mientras el todopoderoso alcalde de Oviedo preparaba su salida del Ayuntamiento. De Mesa conocía la posibilidad de que esa reunión no se celebrase nunca porque era probable que De Lorenzo ya no fuera alcalde al cabo de unas semanas.

Foro dice que aprobó los presupuestos «por responsabilidad», pero hay más lecturas. La versión oficial es la de servir al ciudadano, la versión oficiosa es que De Mesa no quiere quedarse fuera de la ola de acercamiento entre Foro y PP que poco a poco se va convirtiendo en marea. Los concejales del partido de Cascos en Oviedo dieron el paso sin que nadie se lo pidiera y se pusieron la venda antes de tener la herida. De Mesa jura y perjura que Cascos no sabía que su partido iba a aprobar sus presupuestos en Oviedo. Tras el Pleno presupuestario, con los ediles del principal partido de la oposición en el Ayuntamiento de Oviedo arrojados en brazos de De Lorenzo, De Mesa se lo explicó a Cascos, que al parecer no le dio demasiada importancia. «Tú cocinas en tu casa y yo en la mía», vino a decir.

Enrique Álvarez Sostres, el único diputado nacional de Foro, votó a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. En el Principado el PP ha reiterado una y otra vez que aprobará las cuentas de Cascos y los dos partidos están más cercanos que hace unos meses, pese a las críticas del presidente del Gobierno asturiano a los primeros recortes anunciados por Rajoy.

González de Mesa no quería quedarse descolgado. Llegó a Oviedo para ser la bestia negra de Gabino de Lorenzo, pero no para ser el muñeco del pimpampum. No quiere ser un juguete roto al que jalearon cuando las cosas iban mal y al que dejen en la cuneta cuando la marea del buen rollo lo cubra todo.

De Mesa tiene además dos coartadas fundamentales: «Villa Magdalena» y Gabino de Lorenzo. Sobre esas dos cuestiones, indisolubles, se forjó la campaña de Foro. Ahora el escenario ha cambiado y De Mesa ha pasado de la beligerancia más vehemente a la amabilidad más absoluta. En una semana pasó de quejarse amargamente de que De Lorenzo y los suyos no le hacía ni caso pese a ser el segundo partido más votado en la capital, a ponerse al frente de la exaltación de la amistad y aprobar los presupuestos de Reinares.

Ni «Villa Magdalena» y Gabino de Lorenzo son ya escollos para evitar un acercamiento entre PP y Foro en Oviedo. Nadie se atreve a hablar de pacto de gobierno, pero se retoma el discurso de la responsabilidad y la gobernabilidad, un primer paso. Foro hace suyo el triunfo de evitar la construcción del aparcamiento subterráneo en la calle Uría. Ahora la cuestión de «Villa Magdalena» es, por el momento, un asunto económico que ya se verá si retoma los tintes políticos. La salida de Gabino de Lorenzo del Ayuntamiento está más cerca que nunca, así que De Mesa evoca a Kavafis: «¿y qué vamos a hacer ahora sin bárbaros?». No es aquello de «si no puedes con tu enemigo, únete a él», es que se ha quedado sin enemigos. Cambia radicalmente el escenario porque han desaparecido sus dos obsesiones, que en realidad era una: Gabino de Lorenzo. De Mesa llegó a Oviedo para enfrentarse a él y considera que ha hecho su trabajo y que por eso ahora debe ser recompensado, al menos con la tranquilidad de sentirse arropado por los suyos.

Si finalmente Agustín Iglesias Caunedo toma el relevo de De Lorenzo -lo que depende de que Mariano Rajoy le nombre delegado del Gobierno en Asturias- las cosas no pintan tan mal como pudiera parecer después de llegar casi a las manos al finalizar un Pleno. Pese a esas actitudes, para Foro aún es una incógnita cómo puede ser su relación con Iglesias Caunedo si llega a ser alcalde. No es su bestia negra, así que podrían darle un voto de confianza para ver por dónde respira con la oposición.