P. GONZÁLEZ

Los abogados de la familia que fue asaltada en su chalé de Santa Marina de Piedramuelle por una banda albano-kosovar barajan solicitar para los tres supuestos ladrones penas que casi suman un siglo de cárcel. Los letrados de la familia víctima del atraco -José Ramón García Queipo y Enrique Fernández, del bufete Queipo y Riego- están dando los últimos retoques al escrito de acusación que presentarán en los próximos días. En él, entre otras cosas, solicitarán que se condene a cada uno de los tres miembros de la banda que asaltó el chalé en el que vivían sus clientes, un matrimonio con dos hijos, a penas que alcanzan los 33 años de cárcel.

La acusación particular coincide con la fiscalía en solicitar cinco años para cada uno de los asaltantes por un delito de robo con violencia en casa habitada, y cinco años por cada uno de los cuatro delitos de detención ilegal. Además, la acusación particular suma uno de robo de vehículo y medita introducir otro de carácter personal. Mientras, los tres miembros de esta banda albano-kosovar, que también asaltó un chalé en Gijón, esperan a conocer la fecha del juicio en la cárcel de Villabona. Los acusados han mantenido un estricto silencio en todas las declaraciones a las que se han enfrentado, tanto ante la Guardia Civil como ante el juez de instrucción.

Los hechos se remontan a la madrugada del 11 de mayo del pasado año, cuando dos de los ladrones entraron en un chalé de la urbanización El Trigal de Santa Marina de Piedramuelle. El tercero permaneció circulando en coche por la zona en labores de vigilancia.

Una vez dentro, alcanzaron la habitación del matrimonio, donde amenazaron a la pareja con matar a sus «bambinos» si no les daban dinero. Desnudaron a la mujer y la ataron y amordazaron con su propia ropa interior. En todo momento uno de ellos, que al parecer ejercía como el líder, se mantenía en contacto con terceras personas a través de un radiotransmisor.

En total, se hicieron con un botín compuesto por 6.000 euros, 1.500 dólares y varios relojes. A los asaltantes les pareció poco por lo que presionaron a la familia para lograr más dinero. Encerrados en el baño, la familia les ofreció las llaves del coche, un Audi Q7.

Tras casi una hora de asalto, los dos atracadores abandonaron el lugar en el todoterreno. El coche apareció en las cercanías de Grado. Según las investigaciones de la Guardia Civil, la banda residía en Madrid, desde donde se desplazaba regularmente a distintas partes de España en busca de viviendas unifamiliares de cierto nivel para más tarde asaltarlas de manera violenta.