David ORIHUELA

Oviedo despidió ayer a uno de sus hombres más queridos. La ciudad dijo adiós a Fernando Martín, Fernando el de Trascorrales, el hombre que buscó siempre algo nuevo en lo que enrolarse, lo que le llevó a abrir una veintena de negocios y a reabrir el clásico Trascorrales en junio del año pasado, pero en la plaza de Carlos Bousoño.

El funeral por Fernando Martín reunió a las cinco de la tarde de ayer en la iglesia de San Juan el Real a familiares, compañeros de profesión, amigos y clientes de sus múltiples negocios. Los cocineros Pedro Martino, Javier Loya, Luis Alberto Martínez y Ubaldo García, de La Paloma fueron algunos de los presentes. También quisieron despedir a Fernando y arropar a su familia Santiago González-Alverú, Jaime Álvarez-Buylla, Jesús Manuel Pando, maître del hotel de la Reconquista; Rafael Rodríguez, propietario de La Tabernilla, y los periodistas Luis José Ávila y José Vélez. Todos quisieron arropar a la familia y llenaron la iglesia para despedir a un hombre que como dijo el párroco, Álvaro Iglesias, «tenía un corazón que no le cabía en el pecho».

Durante la homilía, el párroco, hizo uso del artículo publicado ayer en LA NUEVA ESPAÑA por Ignacio Gracia Noriega en el que se hablaba de la constante búsqueda de Fernando Martín. Álvaro Iglesias apuntó que «ese algo nuevo» que buscaba el hostelero «lo tenía en el fondo del corazón y era Jesús de Nazaret». Iglesias había conocido a Martín cuando los dos eran críos y correteaban por la calle Pelayo, donde los padres del hostelero tenían un establecimiento. «Todos sabíamos de su enfermedad, pero no esperábamos su partida y por eso nos provocó sorpresa e impotencia», porque «Fernando aún tenía sueños y proyectos». Volviendo a la búsqueda, el párroco explicó que «casi al final de su vida encontró a Jesús», ya que «en la comunión de sus nietas participó en la eucaristía».

Iglesias y Martín se habían visto hace no mucho en Lastres y el hostelero le había dicho a su amigo religioso: «Mira qué bien se ve el Sueve, detrás está Covadonga».

Fernando Martín fue despedido ayer por los que le querían y entre ellos hubo muchos clientes de sus locales que quisieron devolverle el respeto y el cariño con que siempre trató a aquéllos que se sentaban a su mesa.

Oviedo despidió al hombre que revolucionó la cocina asturiana, al que luego siguieron muchos. La hostelería dijo adiós al primer cocinero asturiano en lograr una estrella Michelin.