El arte tiene la virtud de que para bien o para mal incide en el ánimo de quien lo contempla. Hay lienzos que revuelven las entrañas y otros que generan una calma inesperada, un placentero sosiego. Esto último es lo que ocurre con las obras de la pintora María Paz Álvarez-Hevia, que se pueden contemplar hasta el próximo viernes en la sala de exposiciones del BBVA, en la calle San Francisco de Oviedo.

La artista capta la luz de sus rincones preferidos, de sus paisajes urbanos, de sus jardines personales y de sus personajes, ya sean reales o inventados, y la pasa por el tamiz de la tranquilidad. Colores suaves que fijan las formas y las pinceladas más abruptas que captan la atención para llevar al espectador al interior del lienzo, para que se quede observando el detalle y descubra poco a poco el contenido de la obra. Para que se pierda con tiempo en la tranquilidad de la observación.