Carolina G. MENÉNDEZ

Un total de 178 alumnos de segundo de Bachiller de 42 centros educativos asturianos ocuparon ayer las dependencias de la Facultad de Química para participar en la XXVI Olimpiada de Química, que organizan la Asociación de Químicos del Principado y el Colegio Oficial de Químicos de Asturias y León con la colaboración de la Universidad de Oviedo. Durante tres horas y con un breve intermedio de diez minutos, los jóvenes realizaron dos pruebas: un test y un ejercicio práctico consistente en el desarrollo de tres problemas. «La primera parte fue fácil, pero los problemas no tanto, tenían su dificultad», señalaban los jóvenes mientras formaban corrillos a la salida del aula. Con una expresión que reflejaba relajación tras horas de plena concentración, unos comentaban los ejercicios; otros, en cambio, centraban su atención en el móvil o en debatir cuestiones ajenas a la química y centradas sobre todo en el ocio del fin de semana.

Saber cómo serán los exámenes de la Universidad, poner a prueba su pericia en el desarrollo de los ejercicios prácticos, subir nota, saber su nivel de conocimientos y repasar la asignatura de cara a la PAU son algunos de los motivos que llevaron a los jóvenes a participar en la Olimpiada, para la cual recibieron el estímulo y la ayuda de sus respectivos profesores de Química. «Nos facilitó los ejercicios de años anteriores para que los hiciéramos», apuntaron Edgar Prieto Cabezas y Gabriel O'Shea Llana, del Instituto La Ería de Oviedo. En el Colegio Santo Domingo de Guzmán, también de Oviedo, los estudiantes inscritos «podíamos asistir a clases extras por la tarde», señalaron Constanza López Menéndez y Sonia Sutil González, mientras esperaban a sus compañeros en el pasillo de la Facultad, entre ellos Carlos Rehberger, hambriento y con ganas de pasar a la sala donde les esperaban numerosas bandejas con pinchos, un obsequio de la organización por el esfuerzo realizado.

Si algo tienen en común los jóvenes que ayer acudieron a la Olimpiada son sus buenas notas. Pocos o casi ninguno bajan del notable de media. Son estudiantes aplicados, aunque no todos se sienten atraídos por la Química. «Prefiero la Lengua, la Filosofía y la Biología», comentaba Constanza López, aspirante a ingresar el próximo curso en la Facultad de Medicina. Su compañero de colegio Marcos García Farpón, en cambio, sí orientará su futuro universitario hacia este campo científico, ya que tiene intención de estudiar Ingeniería Química.

Si bien la mayoría de los jóvenes que probaron suerte buscaba conocer sus capacidades ante una prueba prácticamente de rango universitario, un 30 o un 40 por ciento «viene a competir. Son chicos con excelentes notas que se entregan de lleno a los ejercicios», puso de manifiesto José Luis Rodríguez Blanco, coordinador de la Olimpiada. Él junto a otros diecisiete profesores de Secundaria y de la Universidad de Oviedo se encargan del engranaje de esta actividad, que llega a su vigésimo sexta edición, y en la que se implican unos cincuenta educadores de toda Asturias. Es la segunda más antigua de España, manifestó el docente, ilusionado y satisfecho, al igual que sus compañeros, que dedican muchas horas de su tiempo libre a esta prueba. Y contentos porque el objetivo de crecer en participación para que los alumnos adquieran conocimientos científicos se va cumpliendo año a año.

Los resultados de los ejercicios se harán públicos el próximo jueves, en el auditorio Príncipe Felipe. En un acto al que están invitados los jóvenes, sus padres y profesores, se entregarán diplomas a todos los estudiantes, regalos a los primeros y se darán a conocer los nombres de los tres ganadores que acudirán a la fase nacional, que se celebrará en abril en Madrid.