Chus NEIRA

En los primeros años noventa, recordaba ayer el alcalde de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo, el «caldo», la tradicional invitación de las autoridades municipales a las eclesiásticas, se había ido convirtiendo en algo más, primero en el hotel España y luego en la plaza de Trascorrales, hasta convertirse en un gran almuerzo. Pero ayer, el nuevo alcalde inauguró otro escenario y trató de devolver a este encuentro su carácter inicial. El «caldo» se tomó de pie en Trascorrales, en corrillos, no a mesa y mantel. Hubo pinchos fríos y calientes y hasta cazuelita de fabada, pero no mesa corrida ni, salvo por los pocos concejales que lo pidieron, los otros caldos tan habituales otros años: cavas y licores.

Caunedo presentó, orgulloso, este nuevo cambio como el resultado de un intento de «escenificar un momento diferente, aprovechar para tener un pequeño almuerzo pero de forma que la austeridad impregne el menú de este día». En palabras del arzobispo, Jesús Sanz Montes, el de ayer era «un formato especial, de escenificar una cierta austeridad y de charlar informalmente». «Porque no hemos venido a una comida de trabajo», puntualizó.

El ahorro, a preguntas de los periodistas, es de 15 euros por persona respecto al menú que el Ayuntamiento estudió servir este año, lo que arroja un total aproximado de unos 750 euros, dada la cincuentena de participantes en el encuentro. Así, en el recinto de Trascorrales, popularmente conocido como «el fartódromo», el ambiente era de buffet y relajo político. A pesar de los tiempos inciertos en la política asturiana, los concejales de PP, Foro y PSOE se fueron repartiendo de grupo en grupo, muy mezclados y sin evidenciar ningún tipo de tensión. El equipo popular acudió al completo a la cita del «caldo» y por parte de Foro cumplieron Zaldívar, Donate y Cristina García-Pumarino. El PSOE local acudió al pincheo con su secretario, Alfredo Carreño, y con los concejales Amador García y Laura Díez.

Aspectos gastronómicos al margen, el alcalde de Oviedo aprovechó la cita para destacar el «acuerdo histórico» al que han llegado todos los grupos al aprobar un plan de inversiones de 9,4 millones de euros «en un momento de situaciones muy duras en que el debate está más centrado en los recortes». Ésa, para Caunedo, es «la gran noticia de la semana». El Alcalde no pudo aclarar en qué orden se ejecutarán estas inversiones, aunque indicó que se hará en función de lo avanzado de los pliegos y que, así, confía en que el aparcamiento de La Corredoria o las expropiaciones para conectar La Florida con el Parque del Oeste puedan figurar entre las primeras actuaciones. En todo caso, concluyó, «no hay prioridad política porque lo que se pretende es ejecutar todo el plan este mismo año».

Tanto buen clima en torno a un buffet de pie, tanta informalidad y tanto mezclarse de los concejales de uno u otro signo llevaron también al Alcalde, al ser preguntado por los posibles pactos para el gobierno regional, a poner a Oviedo como ejemplo, «se pueden alcanzar acuerdos, es posible, y se puede gobernar con normalidad». Antes, Caunedo había insistido en que Asturias estaba por encima de todo, pero no había querido manifestar nada que se apartase de las comunicaciones oficiales del PP sobre las posibles conversaciones con otros grupos.

Lejos del clima político, el Arzobispo también tuvo palabras para los que no tienen trabajo, pasión que hay que tener en cuenta, señaló, para no acabar cayendo en «una Semana Santa irreal, abstracta y puramente folclórica».

El arzobispo Jesús Sanz Montes no evitó ayer pronunciarse sobre el futuro del Gobierno regional, una situación, explicó, que contempla «con enorme preocupación, porque la sociedad asturiana está claramente dividida, en el sentido de que las opciones, la intencionalidad, no tienen un horizonte claro». «Eso», argumentó, «quizá puede hacer más difícil llegar a un pacto de gobierno», aunque es, recalcó, «lo que más estamos necesitando, yo lo auguro y así lo pido, y cuando tengo la ocasión así lo aconsejo».

Sanz Montes pidió a los políticos asturianos «altura de miras, que no miren tanto intereses personales o de partido» y que «por el interés de una sociedad que ya está muy vapuleada» den finalmente «un paso adelante para llegar a un acuerdo, el que sea posible».