Ángel FIDALGO

Maldito vuelo de un avión de juguete. Lo que iba a ser, como tantos otros días en los últimos cuatro meses, una feliz jornada de aeromodelismo para dos vecinos de Trubia (Oviedo) acabó en tragedia. Diego Valladares Fernández, de 35 años, perdió la vida en las aguas del Nalón a la altura de Udrión y su compañero José Antonio Díaz García, de 39 años, que intentó auxiliarle, permanece desaparecido. Ambos estaban intentando recuperar un aparato que en la tarde del domingo se les había quedado enganchado en las ramas de un árbol en un islote en medio del río.

La hora dramática, las 18.51 de la tarde de ayer, fatal precisión aeronáutica. El escenario, un claro en la orilla a la altura de Udrión de Abajo, junto al apeadero de Feve. El Nalón bajaba embravecido. El joven que se ahogó entró en el agua vestido con un traje de neopreno valiéndose de una cuerda que por el otro extremo estaba atada a un árbol. La corriente lo llevó en seguida al lecho. Su amigo de afición aeromodelística fue arrastrado por las aguas al echarle una mano en medio de la desesperación. La mujer de éste último, testigo de todo, dio la alerta.

El cuerpo de Diego Valladares Fernández, aún atado por la cintura con una cuerda a uno de los árboles de la ribera, fue sacado del agua a los pocos minutos de llegar los equipos de rescate. Permaneció tapado a la orilla del río hasta que llegó el médico forense para supervisar el levantamiento del cadáver. Después una funeraria trasladó el cadáver hasta el Hospital Universitario Central.

José Antonio Díaz García fue visto por última vez a unos trescientos metros del lugar donde su compañero perdió la vida, mientras era arrastrado por el agua. Lo vieron haciendo algún movimiento, bien por efecto de la corriente o porque estaba braceando, y después se perdió en la curva que traza el Nalón más allá de Udrión.

Ambos habían acudido por la tarde al Nalón, armados de cuerda de escalada, y uno de ellos, vestido con un traje de neopreno, dispuestos a enfrentarse al río para recuperar a toda costa el avión de juguete, enganchado en unas ramas tras un vuelo anterior. Pagaron por él el más alto de los precios.

Los equipos de búsqueda son pesimistas acerca de la posibilidad de que el desaparecido permanezca con vida, dado el gran caudal del Nalón y la fuerte corriente que lleva el cauce en esta zona de Trubia. Juega en su contra asimismo la baja temperatura del agua. Algunos de los vecinos presentes aventuraban incluso que José Antonio Díaz no sabía nadar.

Numerosos vecinos y allegados de las víctimas, entre ellos un hermano y otros familiares, acudieron a la ribera y asistieron a las labores de búsqueda y rescate, desconsolados ante el terrible desenlace.

El delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, presenció a pie de río las labores de rescate. «Ahora sólo nos queda estar al lado de las familias y agradecer a todos los medios desplegados su implicación en la búsqueda», afirmó De Lorenzo. Junto a él, el comandante Miguel Rodríguez aseguró que nada más tener conocimiento del suceso se movilizó la Guardia Civil, incluido el grupo de buceadores del cuerpo, los GEAS, especializados en actividades subacuáticas, y un helicóptero de Bomberos del Principado, que dejó en tierra al médico-rescatador para mejorar la operatividad del aparato en sus vuelos sobre el río. El rastreo finalizó a las 21.00 horas por falta de luz.