Ch. NEIRA

Los 120.000 metros cuadrados de la Fábrica de Armas de Santa Bárbara en La Vega es el mejor solar de la ciudad, sólo comparable a los 32.000 metros que ocupa el Hospital en el Cristo. Ahora, las intenciones de la empresa que explota la factoría de trasladarse a Trubia y dejar la explotación fabril en Oviedo vuelven a reabrir la caja de proyectos donde, desde principios de los años noventa, distintos gobiernos han codiciado ambiciosos proyectos.

Antes, en realidad, habría que despejar algunas dudas sembradas por diversos estudios históricos acerca de la titularidad de los terrenos. Allí fundó doña Gontrodo Díaz en 1153 la comunidad benedictina de Santa María de la Vega, de la que, en la actualidad, se conserva la portada de la ermita y los arcos y suelos del antiguo convento, en la actualidad dentro del pabellón destinado a sala de armas. La desamortización de Madoz parece, según algunos estudios, que no se realizó en el caso del convento de La Vega de forma adecuada. Consta en las actas del monasterio que hubo resistencia por parte de las monjas a irse a las Pelayas, pero también que el suelo pasaba a manos del Ayuntamiento y que luego, el 20 de junio de 1855, se cedía al Ministerio de la Guerra. El Ayuntamiento conserva en su archivo un contrato por el que los terrenos pasarían a ser municipales cuando el Gobierno dejara de utilizarlos para fabricar armas.

Esa posibilidad la empleó a principios de los noventa el Gobierno de Rodríguez-Vigil para diseñar allí un proyecto secreto que incluía un Auditorio-Palacio, un centro comercial, dos torres, un pabellón de la Expo-92, la estación de autobuses y 700 viviendas. Con el Gobierno de Marqués, en el verano de 1996, LA NUEVA ESPAÑA fue testigo en una cena de cómo éste defendía la fábrica y Álvarez-Cascos, entonces ministro de Fomento, le espetaba: «el cierre va a misa».

Cuando en 2003 Cascos anunció la losa en la «Y» para Santullano, Menéndez y Gamonal proyectaron un plan con viviendas en la zona que integraba algunos elementos industriales. Areces volvió sobre la losa, pero nuevamente sin éxito.