Flipé el viernes con Goldschmidt y su «Chacona», Bernstein y su «Serenata», la OSPA, dirigida por Rossen Gergov, y «Crin» de Jorge Sánchez Chiong, para violín y neuma de la Kopatchinskaja. Patricia se descalzó, arrimó las chinelas a la tarima de Rossen y toma «Crin» que te preste, una pieza tan corta que no dio tiempo a que sonara el móvil de la... que estaba sentada detrás de mi oreja derecha. El violín y las interjecciones de Patricia me evocaron el juglarismo fónico de Joyce en «Finnegans Wake», a Mariano Rebull y sus jitanjáforas y filiflamas, la armonía imitativa de León de Greiff y sus fanfarrias y bolombolos, los fonosimbolismos de Cortázar en «Rayuela», a Fernando del Paso en «Palinuro de México», la glosolalia y los pappataci de Angelo Anelli, en «L'italiana in Algeri», con Lindoro y Taddeo... ¡Viva el tímpano! ¡La música al gobierno!