E. VÉLEZ

El paso de Mickey Rourke por Oviedo hace veinte años inició el declive de la celebración de combates de boxeo en la ciudad. Desde entonces, los polideportivos municipales apenas han acogido veladas pugilísticas profesionales que, aunque no están prohibidas, ya no son populares entre los carbayones. Aquella pelea entre el protagonista de «Nueve semanas y media» y el «sparring» canadiense Terry Jesmer, aderezada con «mamachichos» de la primera etapa de Tele 5 y canciones de Samantha Fox y Grace Jones, marcó un antes y un después en el boxeo de calidad ofrecido en la capital del Principado. Según la Federación Asturiana de Boxeo, los ciudadanos no han visto una pelea profesional desde hace casi una década. La excepción tendrá lugar el viernes en el polideportivo municipal de Fozaneldi, con el combate entre el ovetense Aitor Nieto y el mallorquín Juan Carlos Rodríguez. «Desde finales de la década de los noventa ha habido una desbandada generalizada del boxeo profesional a Gijón. El entonces alcalde Gabino de Lorenzo potenció varios combates de nivel, con figuras como Javier Castillejo, que eran televisadas desde el Palacio de los Deportes y Vallobín, pero el público había bajado mucho», explica Néstor Domínguez, organizador del combate del viernes.

La causa de que los organizadores de los combates de boxeo dejasen de marcar Oviedo en el calendario se remonta a 1984. El entonces alcalde Antonio Masip prohibió la celebración de peleas en las instalaciones deportivas municipales y, hasta la llegada al Ayuntamiento de Gabino de Lorenzo siete años más tarde, los combates sólo podían celebrarse en recintos privados. La decisión de Masip fue tan aplaudida como denostada. El sector del boxeo criticó duramente la medida, y profesionales como José Ramón Gómez Fouz, Perico Fernández o Gitano Jiménez organizaron varias veladas para impulsar el boxeo en la capital del Principado. En el caso de Pérez Fouz, la prohibición impidió que el boxeador ovetense pudiese luchar por el título europeo en el Palacio de los Deportes y la Federación de Boxeo trasladó su sede central a Gijón.

Preguntado por la celebración de la velada del viernes en Fozaneldi, Masip considera que «es un paso atrás si tenemos en cuenta que el Ayuntamiento prácticamente había olvidado sus colaboraciones con el boxeo. Yo nunca he estado de acuerdo con fomentar la bestialidad humana porque considero que dos hombres pegándose en un ring no es un deporte, ni mucho menos un acto cívico, y desde luego, bajo mi mandato, no permití que hubiera un sólo combate pugilístico».

Las entradas de la velada de Fozaneldi están a la venta a un precio de ocho y quince euros según se trate de localidades cerca del cuadrilátero o de grada, y el aforo tiene un límite de 1.000 personas.