Esteban Elorza, presidente del comité de empresa de Trubia, fue el primero en hablar y lo hizo para rechazar «fondo y forma» de Santa Bárbara, a los que acusó de «no estar dispuestos a negociar la unificación, sino sólo las formas en que se va a desarrollar». «Y esto no lleva a ningún puerto positivo», concluyó. Negó que la empresa apueste por Oviedo o por Asturias, y calificó la memoria que justifica el plan que les entregó la empresa como «una novela histórica de lo que hacemos y no un plan industrial que contemple la defensa del empleo». Mariano Fernández, presidente del comité de la Vega, habló de «nuevo atropello», acusó a la empresa de actuar «de manera deleznable» e insistió en que la memoria de la empresa «deja meridianamente claro que se trata del cierre», por la ausencia de un plan industrial. De hecho, precisó que el documento no llega a detallar ni el coste del traslado a Trubia ni tampoco estudia en cuánto tiempo se amortizará, limitándose a fijar un ahorro de 2,8 millones con la fusión.

En resumen, Mariano Fernández concluyó que «quieren acabar con la actividad de la Vega y lo que ello comporta, y liberar un sector deseado por otras comunidades».

Entre los grupos municipales, Izquierda Unida, a través de su portavoz, Roberto Sánchez Ramos, pidió «a los pesimistas históricos» que memorizaran un eslogan: «La Vega no se toca». «Es más cómodo rendirse que luchar», siguió Rivi, quien finalizó con una cita de Antonio Gramsci: «La esperanza es el sueño de las personas despiertas y aquí hay mucha gente que no quiere dormir».

Por parte del PSOE, su secretario municipal en Oviedo, Alfredo Carreño, culpó al Gobierno de Aznar de haber iniciado este camino con la privatización y pidió más reacción por parte del Principado: «¿No se ha enterado el presidente Cascos? ¿No le importa que ataquen a tumba abierta los intereses de Asturias? Ahora es inaplazable que el Gobierno gobierne y exija a Madrid. Nos estamos jugando la industria de mayor valor añadido que hay en Oviedo», remató.

El portavoz de Foro, Arturo González de Mesa, le replicó con la pregunta sobre qué hicieron los socialistas, y pidió «estar a setas y no a Rolex», en alusión al futuro de la fábrica y no a la especulación con los terrenos. Por el PP, Inmaculada González reclamó a los grupos aparcar diferencias y hacer piña con los trabajadores.