El canónigo José Franco Baizán fue compañero, ya en el Seminario, de Fernando Rubio: «Él era dos cursos mayor. Luego vino a Oviedo, yo también, siempre estuvimos juntos, siempre fue amable, responsable, muy leal, atento, conversador y dialogante». José Franco concluye que el párroco de San Juan «ciertamente se dio a todo el mundo, sin altos ni bajos, y con una inteligencia fuera de serie». Hoy en el funeral espera «una manifestación».