E. V.

Los vecinos del número 26 de la calle Azcárraga no disponen de suministro de gas. El derrumbe ayer de un muro exterior por el que pasa la conducción del gas, en torno a las diez de la mañana, puso en peligro la seguridad de los residentes ante la posibilidad de que la tubería, colgada en el aire, sufriera una fuga.

El muro ya estuvo en el punto de mira del vecindario hace cinco meses, cuando la comunidad de propietarios denunció a la empresa Suarca, S. L., de la que es asociado el ex concejal de Cultura, José Suárez Arias-Cachero, al intentar demoler la tapia para construir un edificio en la parcela colindante. Los vecinos del 26 de Azcárraga reclamaron la propiedad del muro y lograron paralizar las obras tras llevar a juicio a la empresa. Desde entonces, pese a que los trabajos se habían paralizado, la tapia presentaba grandes desperfectos, agravados, según los vecinos, por la lluvia.

El presidente de la comunidad de vecinos, Bernardo Díaz, explicó ayer que «hace cosa de un mes se desprendió un buen trozo de muro por la acción del agua caída en Oviedo, que fue corroyendo la pared poco a poco porque estaba en muy mal estado desde las obras del año pasado». Bomberos de Oviedo y varios técnicos de Gas Asturias decidieron cortar el suministro de gas ante el peligro de fuga, mientras los vecinos estudian «volver a iniciar acciones legales contra Suarca, S. L., por daños y perjuicios».

Según el presidente de la comunidad el suministro de gas «volverá a establecerse en el inmueble lo antes posible, aunque con el fin de semana ya encima, puede que se alargue hasta el lunes» y la conducción deberá instalarse en otro lugar, «posiblemente adosada a la fachada como solución de urgencia».

El conflicto entre Suarca, S. L., y los vecinos del 26 de Azcárraga comenzó hace año y medio con el derribo del inmueble anexo, el número 28, para construir un edificio en el solar donde, además, estaba proyectada la apertura de una calle que uniría Azcárraga con el entorno de la antigua Fábrica de Gas.

El Ayuntamiento aseguró entonces que una parte del terreno donde se asentaba el edificio derruido pertenecía a Cinturón Verde, pero fue enajenada a Suarca, S. L. Sin embargo, los vecinos defienden todo lo contrario al afirmar que «el muro lleva adosado a nuestro inmueble más de 60 años y no nos consta ninguna enajenación». Hasta el fallo judicial a favor de los vecinos, las querellas entre la comunidad y la empresa constructora fueron constantes y, en varias ocasiones, la Policía Local acudió para mediar en el conflicto.

El peligro de que el conducto de gas tuviera escapes fue el detonante para que la comunidad de propietarios llevase a los tribunales a la empresa que había iniciado las obras en el solar contiguo. «Al final, el miedo que teníamos de que la tubería se quedase colgando se ha hecho realidad», afirma Bernardo Díaz, que, al igual que sus vecinos, «quiero depurar todas las responsabilidades».