La autoridad judicial levantó el cadáver minutos antes de las doce de la mañana y lo trasladó al Hospital Universitario Central de Asturias, HUCA, para practicarle la autopsia. Mientras, en Trubia, la Guardia Civil comunicaba el hallazgo a la familia, que, como venía siendo habitual desde la desaparición de Toni, esperaba en la ribera, a la altura de Udrión. Varios agentes y un equipo de psicólogos de Cruz Roja les acompañaron al Hospital para reconocer el cuerpo y, finalmente, el cadáver de Toni fue trasladado al tanatorio de Grado.

Numerosos amigos y familiares acudieron a la capilla ardiente y dieron la condolencia a los más allegados. El padre de Toni, José Manuel Díaz, no tenía más que palabras de agradecimiento para «todos los que nos han ayudado a localizar a mi hijo porque encontrarlo ha sido duro, pero ahora por fin podemos descansar». La esposa de la víctima, Angélica Fernández, y su hijo de 15 años, Emilio, permanecieron en el interior del tanatorio, arropados en todo momento por las visitas. El grupo de amigos de Toni, en la misma línea que su padre, respiraba tranquilo. «Teníamos tantas ganas de encontrarlo que nos daba igual todo, venimos desde Salas, Oviedo, Avilés y hasta de León. Sacamos tiempo de donde no hay para buscarle y por eso algunos han llegado a dormir tres horas», señaló Gonzalo Hernández, uno de los miembros de la cuadrilla. Otra de sus amigas, Beatriz Valle, explicaba la razón que les había impulsado a organizar una patrulla: «Si alguno de nosotros hubiese desaparecido, él se hubiera lanzado a buscar sin pensárselo dos veces. Se lo debíamos a Toni, a su mujer y a su hijo, que siempre viajaban con nosotros y nos acompañaban a los rallies».

La faceta extravertida, aventurera y bondadosa de José Antonio Díaz quedó patente en el momento de su desaparición, el mismo día que su amigo Diego Valladares perdió la vida en el Nalón. Ambos habían intentado recuperar un avión de aeromodelismo que se les enganchó un día antes en las ramas de un árbol de un islote de Udrión. Valladares se ató la cintura con una cuerda que sujetó a un tocón de la orilla, pero la fuerza del agua lo arrastró al fondo del río y Toni, que no sabía nadar, trató de salvarle.

La Guardia Civil de Oviedo y Gijón, Policía Local, Bomberos de Oviedo y voluntarios de Protección Civil de Oviedo, Gijón y Villaviciosa participaron en un dispositivo de búsqueda durante casi dos semanas, que incluso contó con la colaboración de un perro adiestrado para localizar cadáveres bajo el agua, cedido por la Unidad Canina de Bomberos, UCAB, con sede en Madrid.

La iglesia de San Esteban de Sama de Grado acoge hoy, a las cuatro de la tarde, el funeral de José Antonio Díaz.