Elena FERNÁNDEZ-PELLO

El hoy presidente en funciones del Principado, Francisco Álvarez-Cascos, defendió el cierre de la Fábrica de Armas de La Vega cuando era vicepresidente del Gobierno y en su etapa de ministro de Fomento, con José María Aznar, y los líderes sindicales de la factoría ovetense pueden dar fe de ello. Más aún. «El cierre de la Fábrica de Armas va a ir a misa, salvo que alguien venga con una solución milagrosa», le espetó a Sergio Marqués, entonces presidente del Principado, en la cena organizada en la sede de LA NUEVA ESPAÑA tras la entrega del «Asturiano del mes», en agosto de 1996. En estos quince años las tornas han cambiado y Álvarez-Cascos se destapa ahora, en su condición de presidente del Gobierno regional, como un firme defensor de la continuidad del complejo fabril en la capital.

El presidente asturiano tiene que hacer frente en ese empeño a quien en otros tiempos tenía que rendirle cuentas, como director general de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), el actual secretario de Estado de Defensa, el también asturiano Pedro Argüelles, al que, en vista de sus últimas declaraciones en el Congreso de los Diputados, no parece fácil de doblegar en este asunto.

Argüelles se refirió esta misma semana al traslado de La Vega a Trubia con palabras elogiosas. «Estoy muy satisfecho», afirmó. «La opción que ha escogido la empresa de concentrar la actividad sin pérdida de empleo la alabo», manifestó. Por supuesto, esas declaraciones sentaron como un tiro a los trabajadores, con los que Álvarez-Cascos se ha comprometido en defensa de La Vega.

Pedro Argüelles, miembro de una dinastía asturiana con presencia en la política, la diplomacia y la banca, se afilió a AP (Alianza Popular, luego PP), en 1985 en Gijón. Por aquel entonces, Francisco Álvarez-Cascos ya tenía un amplio currículum que presentar, como senador, diputado regional y concejal de Gijón.

Pedro Argüelles, por su parte, había sido director general y consejero de Asturiana de Zinc (AZSA), consejero y secretario de Exploración Minera Internacional España (Exminesa) y consejero de Patrimonio de Títulos (Patrisa). Entre 1987 y 1993 fue eurodiputado, luego diputado autonómico de la Asamblea de Madrid. En el primer Gobierno de Aznar dirigió el gabinete del Ministerio de Defensa, luego pasó a AENA y ahora, como secretario de Estado de Defensa, tiene mucho que decir sobre el futuro de La Vega.