Elena FERNÁNDEZ-PELLO

Las preguntas que los alumnos del Instituto de Secundaria Doctor Fleming plantearon ayer a los políticos, sindicalistas y representantes empresariales que participaron en la mesa redonda sobre el mercado laboral, dentro de las Jornadas culturales del centro, no tienen fácil respuesta ni solución: «Yo quiero vivir en España y trabajar en España pero, si fuera voy a ganar más, me voy», «¿Cómo vas a ser emprendedor si tienes que pedir dinero en la Cruz Roja para comer ese día?», «En televisión salía un sindicalista comiendo en El Bulli», «¿Por qué en vez de recortar el sueldo a los funcionarios no os lo recortáis vosotros, que cobráis bastante?» o «Los sindicalistas tenéis gastos y coches oficiales, que podéis sustituir por un autobús».

Marina Pineda, del PSOE; Carmen Rodríguez Maniega, del PP; Emilio Huerta, «Triqui», concejal de IU; Mar Celemín Santos, secretaria de Acción Sindical de UGT; Emilia Escudero, de CC OO; Ignacio García, responsable de servicios jurídicos de la Federación Asturiana de Empresarios, y Berta Bernardo, responsable de la sección de informática de El Corte Inglés, se sometieron al duro interrogatorio de unos 150 estudiantes de Formación Profesional, con la profesora Luisa Fernández como moderadora, y se esforzaron en desmontar «prejuicios».

«En la sociedad van calando mensajes totalmente falsos contra los sindicatos. Somos los únicos que estamos defendiendo la base social y se nos intenta quitar de en medio así», les explicó Mar Celemín. «Nosotros no hemos rebajado los salarios a nadie», continuó, y aseguró que no disponen de más coches oficiales que los que pueden pagar con las cuotas de los afiliados. «Y el secretario general no tiene ningún Rolex de oro», añadió.

Marina Pinera, abogada laboralista y «diputada electa», aseguró a los estudiantes que «voy a ganar menos en el Parlamento asturiano de lo que gano ahora con mi trabajo». «Las subvenciones se gastan en todo aquello que debería hacer el Estado y que no hace, en formación, en prestaciones sociales...», apuntó Emilia Escudero.

Triqui, un histórico del sindicalismo asturiano, aceptó las críticas de los chavales. «Hay que entrar de lleno en eso», dijo, y la cuestión le dio pie para hacer un poco de historia. «Lo único que yo tuve cuando era secretario general de CC OO fue el mi coche, que jodí tres, y el sindicato tenía un 127 que conducía un chaval, porque a ver quién era el guapo que enseñaba a conducir a Marcelino (Camacho)», contó. «El 15-M tiene razones como puños», admitió y, dirigiéndose a sus compañeros, comentó: «Tiene que venir otra generación ya, ¿eh?».

«Los empleados son esenciales, es el sentimiento dominante entre los empresarios», intentó convencerles Ignacio García, y Berta Bernardo les advirtió, refiriéndose a sus expectativas de emigrar, que no es tan sencillo y que «el nivel de exigencia de Alemania o Francia es muy alto».