Félix VALLINA

Con la voz apagada y serias dificultades para caminar a causa de algunos problemas de salud, el hombre acusado de pinchar las ruedas de ocho vehículos estacionados en distintas calles de Oviedo -jubilado de 78 años- se presentó ayer ante la juez para reconocer que causó daños en dos de ellos, aunque negó tener nada que ver con el resto de los cargos que se le imputan. «Lo hice porque mi coche también apareció con los neumáticos rajados. Elegí esos dos porque creía que los dueños se reían de mí, en muchas ocasiones me dejaban poco sitio para aparcar y yo pensaba que lo hacían por fastidiar», señaló.

Según el escrito del fiscal -que elevó sus conclusiones a definitivas y sigue solicitando una multa de 5.400 euros y el pago de los desperfectos a los propietarios de los vehículos afectados-, los hechos tuvieron lugar el día 3 de junio de 2008. El ministerio público considera que el acusado, J. A. R. G., provisto de un berbiquí, pinchó presuntamente las ruedas de ocho vehículos, cuatro de ellos estacionados en la calle Padre Aller y el resto en otras vías de la ciudad. El valor global de los desperfectos asciende a 1.697,08 euros. Los perjuicios causados a los propietarios de los coches oscilan entre los 51,04 euros y los 400,20 euros.

Fue precisamente uno de los afectados el que descubrió a J. A. R. G. con las manos en la masa. «Le vi como pinchaba uno de los coches y llamé a la Policía. Después lo seguí y observé como tiraba un objeto a una papelera. Cuando llegó la Policía se lo dije y lo detuvieron». Después resultó que su vehículo también había sido pinchado. «El señor vino a mi casa después y me dio 50 euros para arreglar el pinchazo. Me pidió que retirase la denuncia, pero el proceso ya estaba en marcha y no puede hacerlo», declaró ante la juez. El acusado afirmó que también había pagado los daños del otro vehículo que reconoce haber pinchado.

Por el Juzgado se pasaron varios de los afectados y la mujer del acusado, que aunque no estaba obligada a declarar apoyó la versión de su marido: «Llegó a casa muy nervioso y muy arrepentido, pero me dijo que había pinchado esos dos coches porque los dueños se reían de él», señaló. También ofrecieron su versión los agentes que acudieron ese día al lugar de los hechos. «Hablamos con él y dijo que no había hecho nada, pero después encontramos el berbiquí y vimos el resto de los vehículos pinchados. Uno de ellos, un todoterreno, tenía las cinco rajadas, hasta la de repuesto», señaló uno de los agentes. El fiscal considera que el modus operandi delata al acusado, mientras que la defensa pide que, a lo sumo, sea condenado por una falta de daños al considerar que hubo arrepentimiento y que lo hizo en «un estado de arrebato». «Estoy muy arrepentido, esos señores no tenían la culpa», concluyó el acusado.