Ganador del VII Concurso de pinchos de Oviedo

Ángel FIDALGO

El cocinero Pedro Martino, del establecimiento Naguar, fue el ganador de la última edición del Campeonato de pinchos de Oviedo, con su creación «Royal de primavera», poco tiempo después de alzarse con el de Asturias.

-Está en racha...

-Fue un reconocimiento al trabajo del día a día, que no tiene más secreto que poner amor en las cosas, como siempre, y cocinar con creatividad.

-Además en dos certámenes en los que los participantes coincidieron en que el nivel había sido mejor que en anteriores ediciones.

-Ese punto lo desconozco porque me dediqué totalmente a mis propuestas, pero sí, eso dicen. Es bueno para Oviedo y para la hostelería, porque invitan a que se cuiden mucho todas las cosas.

-¿Qué aporta este campeonato a la hostelería ovetense?

-Para empezar, incentiva el consumo, lo que es bueno, y más en estos tiempos; motiva a los profesionales a hacer algo diferente y a salir de la monotonía del día a día. Es un aliciente para nosotros.

-¿Servirá también para afianzar en Oviedo la cultura de los pinchos muy elaborados, como ya hay en Bilbao o en San Sebastián, entre otras ciudades?

-Pienso que sí, pero en Oviedo es difícil porque aún no hay esa cultura. Confío en que a base de cuidar la oferta el público acabará entrando por estos pinchos. Potenciando los concursos la gente hará cosas diferentes, pero habría que mantenerlos el resto del año, porque sólo para unos días queda un poco corto.

-¿El precio de los pinchos o minitapas, dos euros, permitiría mantenerlos el resto del año?

-Es muy ajustado, y se lo dije a los organizadores, que llevan siete años con el mismo precio. Aunque los tiempos no están para subirlos mucho, un poco sí se podría, lo que permitiría también dar más calidad, cuidar más el producto y ser más creativos; aunque cocinar bien y barato también se puede hacer.

-En plena moda de las vinaterías en la ciudad usted apostó por un nuevo concepto.

-Naguar es un concepto de oferta gastronómica a un precio módico, adaptándola al momento, en un establecimiento donde hay confort y que a la vez es informal. Es un concepto, por otra parte, ya inventado, porque es el «bistro» francés de toda la vida, donde se da bien de comer, con calidad, un buen servicio y precio razonable.

-¿Notan mucho la crisis?

-Nosotros no mucho, pero hay algunos colegas de profesión que comentan que empiezan a estar muy ajustados.

-¿Qué se puede hacer para sobrevivir en estos tiempos en los que desciende el consumo?

-Aumentar la creatividad y recurrir a proyectos conjuntos que sean atractivos para nuestros clientes. En la zona de la avenida de Galicia muchos establecimientos nos asociamos en lo que llamamos Distrito Gourmet para favorecer el consumo ofreciendo atractivas iniciativas.

-¿La apuesta comenzó a dar sus frutos?

-Esto requiere un recorrido, pero ya se está notando que el proyecto comienza a funcionar con las jornadas que organizamos todos los jueves y que giran en torno a propuestas conjuntas muy concretas, como las del mejillón, la ternera asturiana o la tortilla, entre otras.

-¿En qué nuevos proyectos están trabajando?

-El próximo mes organizaremos el festival de la cerveza, que durará varios días y que esperamos sea un éxito.

-¿Cuando hay congresos en el cercano Calatrava lo notan?

-Aunque muchas de las comidas las hacen en el Palacio de Congresos, este año ya lo vamos notando, y estamos pensando en encontrar una fórmula que nos permita estar de alguna manera presentes en los congresos para que nos conozcan y también en los hoteles donde se alojen los congresistas. Tenemos que aprovechar esta gran oportunidad, pero sin olvidar que hay que seguir peleando el día a día.

-En la ciudad, igual que en otras españolas, ya están apareciendo los establecimientos de low cost.

-Así es, pero nosotros no podemos bajar más los precios porque vamos muy ajustados; otra cosa es que hagamos ofertas o actividades atractivas, pero, insisto, bajar más los precios ya no es posible.