Elena FERNÁNDEZ-PELLO

«Asturias motiva». Ése es el lema propuesto este año para la Exposición Urbana de Mupis enmarcada dentro de las Jornadas de Diseño «Motiva» que organiza la Escuela de Arte. En su decimotercera edición, los promotores de este evento anual lanzaron un reto creativo a 82 diseñadores asturianos y cada uno lo resolvió a su manera. Unos optaron por la provocación, otros por descontextualizar la iconografía regional, algunos prefirieron soluciones más estéticas y otros se salieron por la tangente y echaron mano de su particular modo de entender el diseño. Sus soluciones al desafío están a la vista desde ayer en los mupis repartidos por la ciudad.

La apertura de la exposición se ofició por la mañana en la calle Marqués de Gastañaga y el protagonista fue Rubén Megido, miembro de la Asociación de Diseñadores Gráficos de Asturias (AGA). Allí se dieron cita el alcalde, Agustín Iglesias Caunedo; el coordinador de Motiva, Ricardo Morales, y el director de la Escuela de Arte, Alfonso Granda. Se encontraron ante el cartel de Megido que, como él mismo explicó, representa con un muelle y una «A», el impulso que Asturias necesita para salir adelante, una región «llena de energía que quiere llegar a lo más alto». En su cartel hay también una alusión al centro de cultura Oscar Niemeyer, en Avilés. Megido ha querido expresar «una crítica, por las polémicas internas que deterioraron la imagen de Asturias».

Megido felicitó la iniciativa conjunta del Ayuntamiento y la Escuela por «sacar el diseño a la calle y dar visibilidad al colectivo». «Quisiera que el Principado se diera cuenta de que aquí tenemos profesionales incluso mejores que los que hay fuera», añadió, y aludió a «la imagen del Niemeyer, de la TPA, la polémica del Festival de Cine de Gijón y el equipo de Mariscal». «Parece que no se confía en los profesionales de aquí», objetó.

El alcalde de Oviedo constató que la colaboración «estrecha entre la Escuela de Arte y el Ayuntamiento ya se ha convertido en algo normal», así que la exposición de mupis es sólo un paso más en esa dirección. Ese soporte publicitario es, a su juicio, «importante para acercar el arte a los ciudadanos», como ya se ha hecho con la exposición de carteles dedicada a los ciclos formativos de la Escuela de Arte.

«Queríamos que los mupis fueran algo más que tablones de anuncios, queríamos que sirvieran como un reclamo para convertir Oviedo en una ciudad de diseño, una ciudad moderna en la que los ciudadanos puedan tocar y vivir el arte», continuó Iglesias Caunedo.

El Alcalde se refirió a algunas otras cuestiones, a instancias de los periodistas, como el plan de inversiones. «Somos el único Ayuntamiento que está llenando de licitaciones las páginas del BOPA», declaró, y añadió que ésa es su prioridad ahora: «licitar y ejecutar inversiones». También habló de la junta de accionistas del Real Oviedo: «Tenemos que articular una mayoría que nos permita cambiar los estatutos», e incluso se refirió a la huelga del transporte por carretera y a su incidencia en el municipio. Comprensivo con la incomodidad que supone para los ciudadanos, comentó: «A nadie le gusta quedarse sin servicio de autobús».

En la organización de la XIII Exposición Urbana de Mupis participa, además de la Escuela de Arte y el Ayuntamiento de Oviedo, la Corporación de Gijón. En Oviedo, se mantendrá en la calle hasta el 2 de julio.

«El tradicional lenguaje amanerado, pastoril, rústico y costumbrista que históricamente ha venido acompañando muchas de nuestras marcas ha de dar paso a otra realidad», propone el diseñador Alfredo Prieto en el folleto de la exposición, y en atención a esa recomendación los carteles presentados a esta convocatoria resultan sorprendentes. Prieto propone un nuevo discurso basado, dice, «en la autenticidad y tradición, pero con una vocación de actualidad, futuro y excelencia».

Así, entre los 82 carteles expuestos hay una imagen del Príncipe de Asturias con dos códigos QR a modo de gafas, el reconocible mirador de Santa María de Naranco con el letrero de cerrado, una pareja de osos fundida en un abrazo, unos labios, una mata de lana o la mancha verde dibujada por un pincel de hierba.