Elena FERNÁNDEZ-PELLO

El desahucio de una familia de Ciudad Naranco, por el impago de la hipoteca de su piso, acabó ayer con veinte ciudadanos detenidos y varios lesionados. La operación policial, con decenas de agentes desplegados por el barrio y furgones aparcados a pares en las calles que circundan la manzana de la vivienda, comenzó a las seis y media de la madrugada, con la llegada de los primeros vehículos policiales, y concluyó a las once y media de la mañana, cuando un agente retiró de los balcones las pancartas en contra del desalojo.

Los agentes permanecieron algunas horas más por la zona, hasta las dos de la tarde, según la Delegación de Gobierno. A lo largo de la mañana, mientras el piso permaneció ocupado, hubo forcejeos entre la Policía y los manifestantes, que se habían ido congregando a cientos en la calle Augusto Junquera, en respuesta a las peticiones de ayuda lanzadas por colectivos como Stop Desahucios o el 15-M a través de las redes sociales.

El pasado 13 de abril los ciudadanos impidieron el desahucio de Jorge Cordero, Patricia Ordóñez y su hija, Amanda, un bebé que está a punto de cumplir seis meses. La entidad bancaria ejecutora de la hipoteca, Cajastur, les llevó a los tribunales por impago y tras dos prórrogas y el fallido intento de desalojo, el marido se declaró en huelga de hambre. No le sirvió de nada. Ayer, tras nueve días sin comer, Jorge Cordero fue expulsado del piso donde pensaba ver crecer a su pequeña Amanda, y con él otras 17 personas encerradas en el inmueble la noche anterior, con las puertas del piso y del portal tapiadas.

Los agentes de la Policía Nacional accedieron al edificio a las siete y media de la mañana, reventando el portal. Para entrar en el piso tuvieron que recabar la ayuda de los Bomberos y abrir un boquete en la pared. Mientras los funcionarios del Juzgado iban y venían, para notificar el lanzamiento del piso, en la calle se produjeron dos detenciones. Desde el interior de la vivienda, por la ventana y a medida que el desalojo se iba haciendo más inminente, los ocupantes lanzaban mantas, colchones, ropa y mochilas. Fue precisamente cuando un agente intentó examinar una de ellas cuando se produjo el altercado más serio, que acabó con la detención de dos de los jóvenes manifestantes, que se resistieron a entregar la mochila a la Policía.

Los veinte ciudadanos detenidos en el desahucio de Ciudad Naranco fueron traslados a Comisaría, acusados de resistencia y desobediencia grave a la autoridad, y, en el caso de la pareja que los agentes arrestaron en la calle, por desobediencia y atentado a la autoridad.

Cuando hacia las once y media de la mañana los furgones de la Policía salieron de Augusto Junquera con los detenidos, los manifestantes, que habían permanecido separados en dos grupos, uno a cada extremo del tramo vallado, se unieron y salieron camino a la plaza de la Escandalera, para seguir con su protesta ante la sede de Cajastur, la entidad ejecutora de la hipoteca. Luego fueron hacia Comisaría.

Allí estaba Patricia Ordóñez, con Amanda en brazos, pendiente de la salida de su esposo y de sus compañeros. Están alojados en un piso compartido, contó, y estos días ha permanecido alejada de la que fue su casa en Ciudad Naranco. «No estuve en el inmueble, me pareció que iba a ser todo muy grosero, muy grotesco», comentó. «Dejaron sin puerta el portal, el piso», reflexionaba en voz alta, repitiendo lo que le habían contado, «como si fuéramos delincuentes». «Somos personas normales, sencillas y trabajadoras, por eso nos pasa esto», se lamentaba con su bebé en brazos, la pequeña Amanda, que lo observaba todo plácidamente y ajena a las lágrimas que empezaban a escapársele a su madre. Patricia se recompuso y siguió. «Nos han estafado, nos han robado. No hay justicia para el que no tiene», se quejó.

Probablemente, Jorge Cordero abandonará ahora la huelga de hambre. Su mujer aseguró que hiciera lo que hiciera, tendría su respaldo. En consideración a su estado de salud, debilitado por la falta de alimento, fue el primero en prestar declaración y la Policía lo puso en libertad a primera hora de la tarde. Su abogada había conseguido, a media mañana, que le hicieran llegar una botella de Aquarius para reponer líquidos.