Oboísta, hoy participará en un concierto en el teatro Filarmónica

Javier NEIRA

El oboísta italiano Paolo Grazia interpretará hoy cuatro conciertos de Vivaldi con la orquesta «Oviedo Filarmonía», dirigida por el maestro Marzio Conti, dentro del festival de verano «Oviedo es música».

Grazia, según el propio Conti, es uno de los mejores oboístas del mundo. Una de las piezas, para dos oboes, contará también con el concurso de Jorge Bronte, músico de «Oviedo Filarmonía».

La cita, bajo el epígrafe «Vivaldiana», es en el teatro Filarmónica, a las ocho de la tarde, con entradas a 15,5 y 11,5 euros.

Junto a «Oviedo Filarmonía» tocará «Forma Antiqva», con Pablo Zapico a la guitarra barroca y archilaúd; Daniel Zapico, con la tiorba, y Aarón Zapico, en el clave. El programa se completa con la interpretación de las oberturas de cuatro óperas de Vivaldi: «Arsilda», «Griselda», «Giustino» y «L'Olimpiade».

En esta entrevista, Grazia analiza los conciertos que va a interpretar y comenta las dificultades técnicas e incluso artesanales del oboe, que exige a los instrumentistas fabricar una caña de madera para cada concierto. Toca un oboe Yamaha.

-Cuatro conciertos nada menos.

-Bueno, cada uno tiene una duración entre 12 y 15 minutos. Tres para oboe y orquesta, y otro para dos oboes y orquesta.

-¿Cómo son?

-Los tres conciertos para oboe son de los más bonitos de Vivaldi. En el tiempo en que los escribió tenía a su disposición una oboísta muy buena y por eso compuso las mejores piezas. Escribió 20 conciertos, 17 para oboe solo y tres para dos oboes. Todo depende de la capacidad del intérprete. Era una orquesta femenina y en función de la solista de oboe escribió unas obras u otras.

-¿Qué orquesta?

-La orquesta era de alumnas de la Escuela de la Piedad, de Venecia. Compuso sus mejores conciertos de oboe para una orquesta de alumnas de un convento.

-¿Piezas equilibradas entre orquesta y solista?

-Depende de los casos. En unos está el solista muy pegado a la orquesta; en otros, de oboe, fagot y cuerdas, suenan los solistas o la orquesta alternativamente. Todos requieren un tipo de técnica particular, que no es trascendental, pero sí compleja. Parecen fáciles, pero no lo son. Hay que controlar el ritmo y al mismo tiempo hacer música. Tocaremos un Vivaldi barroco y también un poco rock; vamos, un concierto «barrock». Se puede hacer, Vivaldi permite ritmos vivísimos en algunos pasajes.

-Coméntelos por orden de interpretación.

-El primero, en Fa mayor, es el más concertado, ya que entre orquesta y oboe hay preguntas y respuestas, un diálogo sucesivo.

-El segundo.

-Pertenece a «Il cimento dell'armonia e dell'inventione», ciclo que recoge conciertos de Vivaldi casi todos para violín y también para la Escuela de la Piedad. Siempre se tocó para violín hasta que hace relativamente poco se descubrió que no, que era para oboe realmente. La confusión se produjo porque en «Il cimento dell'armonia e dell'inventione» casi todo es para violín.

-El concierto para dos oboes lo interpretarán en tercer lugar, ¿qué características tiene?

-Lo compuso en otras circunstancias. No disponía de tan buenos oboístas y por eso cambió la escritura. Quiso enriquecerlo, pero no es tan complejo técnicamente como los otros.

-Como cierre...

-El gran concierto de Vivaldi. Hay que escucharlo. Magnífico.

-¿Por qué optó por el oboe y no, por ejemplo, por la flauta?

-No quería ser oboísta.

-¿Entonces?

-Quería ser percusionista, pero para eso me pedían antes estudiar cinco años de otros instrumentos. Entre así en el oboe y seguí. Claro, abandoné mis pretensiones percusionistas.

-¿Qué dificultades concretas presenta un oboe?

-La caña es la gran cuestión. Es la lengüeta por donde se sopla. Es la obsesión de todos los oboístas.

-¿Cuál es el problema?

-Cada trozo de caña que utilizamos es diferente. Es una pieza viva de madera. Y la tenemos que confeccionar los propios oboístas. Por eso somos en parte unos carpinteros. Un gran virtuoso del oboe debe saber tratar la caña por la que sopla, cortarla y redondearla; si no, no llegará nunca muy lejos como instrumentista.

-¿De dónde sacan la materia prima?

-Antes, de las regiones del sur de Francia. También de España. Ahora yo la consigo en China. Es caña palustre. No es bambú. Utilizamos la madera de la caña.

-¿Cómo la trabaja?

-Un artesano me manda en tubo de esa madera unos 15 o 20 centímetros de longitud. Lo abro y con una máquina lo vacío. Es un proceso bastante complicado.

-¿Cuánto dura?

-El ensayo, el ensayo general, el concierto y nada más; después tengo que tirarla. Los oboístas tocamos, por ejemplo, como los flautistas, pero posteriormente en casa tenemos que hacer esta otra tarea. Preparo muchas cañas porque hay que descartar aproximadamente la mitad. Depende de la calidad de la madera. En hacer una sola pieza se tarda media hora. Y hago cañas también para mis alumnos.

-¿Ocurre lo mismo con algún otro instrumento?

-También el fagot necesita esta preparación, pero es más fácil de conseguir porque la caña es más larga y la confección manual no requiere la misma precisión. Por eso tienen menos complejos que los oboístas. Para hacer música de cámara hay que ser especialmente precisos y el trabajo con la caña requiere más tiempo aún.