Pablo CRESPO

El 5 de agosto de 1939, durante los primeros años de la dictadura, trece jóvenes españolas pertenecientes a las Juventudes Socialistas fueron fusiladas en Madrid junto a otros 43 miembros del partido por su oposición al régimen franquista.

«Que mi nombre no se borre de la historia» fueron las palabras que la modista ovetense Julia Conesa, una de las víctimas del trágico fusilamiento, escribió en una carta días antes de su muerte. Precisamente la historia las convirtió en un emblemático símbolo de la izquierda, las bautizó como «las trece rosas» y tras varias décadas su recuerdo permanece en la memoria de muchos.

Ayer, 73 años después de su muerte y como ya viene siendo habitual desde hace cuatro, Oviedo les rindió homenaje en la fosa común del cementerio donde se encuentra enterrado un gran número de víctimas del régimen.

El acto, en el que se respiraba un ambiente familiar y melancólico y que contó con la presencia de Moisés Álvarez, presidente de la Asociación «Trece Rosas», fue organizado por la secretaría de Igualdad de la Agrupación Municipal Socialista de Oviedo.

La concejala del PSOE Laura Díez Prieto, que lució un llamativo collar con los colores de la bandera republicana, presidió el evento y fue además la encargada de pronunciar unas palabras para recordar y homenajear, no sólo a «las trece rosas», sino a todas las víctimas del régimen franquista.

En el discurso, con tintes reivindicativos, criticó al actual gobierno municipal, y subrayó la necesidad de cumplir rigurosamente la ley de Memoria Histórica ya que supone para muchos un «instrumento para no olvidar», según aseguró la concejala.

En alusión a la ley -que la propia concejala calificó de controvertida- y con el objetivo de defenderla, argumentó que es imposible reabrir heridas que jamás han sido cerradas. Se mostró también contraria a que, tras 37 años de democracia, Francisco Franco siga ostentando el título de hijo adoptivo de la ciudad de Oviedo.

Para cerrar el discurso, la socialista hizo especial mención a las dos asturianas que se encontraban entre las trece víctimas y solicitó finalmente la retirada de los últimos símbolos franquistas que aún perduran en lugares como la plaza de España y la plaza de la Gesta, donde anualmente se rinde homenaje público al difunto dictador. Además aseguró que, por desgracia, la política de recortes del Gobierno central afectará también a la ley de Memoria Histórica.

Tras el discurso de la concejala y el correspondiente aplauso por parte de los presentes, entró en escena la música de Ana María García, que vestida de riguroso luto, interpretó con una flauta travesera la pieza «Sirynx» del famoso compositor francés Claude Debussy, en el que fue uno de los momentos más conmovedores del homenaje, que hizo saltar algunas lágrimas entre los presentes.

Para finalizar el acto, el portavoz municipal del PSOE, Alfredo Carreño, protagonizó una ofrenda floral a las víctimas, que culminó el resto de asistentes arrojando rosas sobre la fosa, en la que se pueden observar los nombres de un gran número de fallecidos durante la dictadura en un muro de mármol encabezado por la bandera de la República.