Pablo GONZÁLEZ

Una avería en las líneas de alta tensión del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) obligó ayer a suspender buena parte de las operaciones y consultas previstas a lo largo del día en los distintos departamentos del centro hospitalario. Las consecuencias del apagón, que duró más de trece horas, pudieron ser mitigadas en cierta medida gracias a los generadores con los que cuenta el HUCA para mantener el flujo eléctrico en las zonas más sensibles (quirófanos, urgencias, UVI...). También porque el corte del suministro se produjo a las 6.30 horas de la mañana, por lo que los responsables hospitalarios no tuvieron que enfrentarse al colapso que hubiera supuesto una situación así con la jornada ya iniciada.

De todas formas, la dirección del HUCA tuvo que suspender todas las operaciones previstas en el área de la residencia Covadonga. En concreto, ayer no hubo operaciones de cirugía general, neurocirugía, cirugía plástica, urología, traumatología y otorrino. La avería también impidió algunas operaciones en el Hospital General y en Maternidad.

El problema eléctrico, que no pudo ser subsanado hasta pasadas las 19.30 horas, según fuentes del Hospital, causó una gran número de trastornos a los pacientes y a sus familias, y obligó a los trabajadores del centro a buscar toda clase de alternativas para paliar los problemas que la falta de luz trajo consigo. Para empezar, la lavandería y muchas de las cocinas que hay repartidas por los distintos edificios del complejo hospitalario, no pudieron utilizarse. Esto llevó, por ejemplo, a tener que trasladar de la residencia Covadonga al edificio del hospital general el menaje y los productos necesarios para la preparación del menús del mediodía.

El personal del HUCA también tuvo que ufanarse para trasladar cientos de bolsas de sangre guardadas en las neveras de la unidad hematología en busca de neveras que funcionaran. Enfermeras, celadores, limpiadoras y auxiliares formaron cadenas humanas para trasladar de un lado al otro las bolsas de sangre. También lo hicieron, a través de las escaleras de incendios, para poder hacer llegar a las habitaciones los desayunos y las comidas, ya que la mayoría de los ascensores no funcionaban o fueron desconectados para evitar que las numerosas bajas de tensión que hubo a lo largo del día dejasen atrapadas a personas en los montacargas. «Hoy han comido frío, pero han comido», explicaba uno de los familiares de los ocupantes de una de las camas del servicio de cirugía que ayer permanecía ingresado. Muchas habitaciones se encontraban vacías debido a que en los meses de verano baja el volumen de las operaciones programadas, y en las ocupadas la luz se iba y venía. Por eso en muchas de ellas los pacientes trataban de sacar el día adelante sin luz y sin televisión. Otro problema fue para los familiares, ya que las máquinas de agua estaban fuera de servicio.

Las escaleras del HUCA fueron una de las zonas del hospital con afluencia de gente. En ellas se concentraron decenas de trabajadores del hospital para hacer cadenas humanas -como la que muestra la fotografía sobre estas líneas- con las que poder trasladar a las distintas plantas los desayunos y las comidas. Este trabajo en equipo también hizo falta para mover productos desde los almacenes.

La falta de luz obligó también al cierre de las cafeterías del complejo hospitalario. Los productos de estos locales, algunos de los cuáles venden numerosos menús, tuvieron que ser trasladados para ser almacenados en cámaras frigoríficas propiedad de los proveedores de los artículos.

Los pacientes que habían ingresado el día antes para cumplir con el protocolo del preoperatorio fueron dados de alta a la espera de que la dirección de los distintos servicios encuentren nuevas fechas para sus intervenciones. Y eso que la dirección del centro mantuvo la esperanza de poder recuperar la normalidad en el suministro a lo largo de la mañana. Por eso hubo médicos y cirujanos que estuvieron esperando hasta tres horas para ver si se podía salvar parte de las operaciones programadas. Pero ante la tardanza en dar con el lugar del problema, se optó por suspender todas aquellas operaciones y consultas que no fueran estrictamente necesarias. «Sin ascensores iba a ser muy complicado trasladar a los pacientes de las habitaciones a los quirófanos», ironizaba un médico.

De ahí que en la residencia muchos de los pasillos y salas de espera que generalmente están a rebosar de pacientes y familiares a la espera de ser llamados estuvieran desiertos. Un claro ejemplo de esto fueron las zonas de radiología, escáner y resonancias, donde en la mañana de ayer el silencio era absoluto. La energía generada por el propio hospital parece que no era suficiente para poner en funcionamiento las máquinas utilizadas para realizar este tipo de pruebas radiológicas.

En el servicio de urgencias, una de las zonas más sensibles del Hospital, el apagón se notó menos, pero también dejó secuelas. «Fue un poco caótico. Menos mal que la mañana fue tranquila, no como el día antes, en el que tuvimos muchísimo trabajo», aseguraban ayer desde este servicio. Las principales complicaciones se centraron en que hubo que buscar laboratorios alternativos para realizar las pruebas analíticas, o trasladar las pruebas radiológicas a Maternidad o a Consultas Externas. Alguno de los pacientes que aguardaban en la sala de espera de urgencias su turno para ser atendidos fueron derivados a los centros de salud que les correspondían para aligerar de trabajo el departamento en previsión de que el problema con el suministro de luz se prolongara, como así fue. Donde en principio no se produjeron graves alteraciones fue en la unidad de vigilancia intensiva (uvi). En este tipo de servicios, además de contar con equipos generadores, algunas de las máquinas poseen baterías propias.

Ante la tardanza en dar con la solución del problema, desde el HUCA se solicitó ayuda a Hidroeléctrica del Cantábrico (HC). Sobre las dos y media de la tarde una pequeña pala excavadora comenzó a trabajar en la parte trasera de los edificios de rehabilitación y la residencia. El objetivo era buscar cuanto antes el origen del problema. Éste resultó estar en las líneas subterráneas de alta tensión que recorren el subsuelo del Hospital y distribuyen la energía. Desde el HUCA se aseguró a primera hora de la noche de ayer que la previsión para hoy es que se recupere la normalidad en todo el complejo sanitario y con el paso de los días poder recuperar el trabajo que ha tenido que ser pospuesto tras trece horas de apagón.

Todo indica que el origen del avería está relacionado con un problema interno en las líneas de distribución eléctrica del propio Hospital y no con el suministro energético.