C. G. MENÉNDEZ

«Os saludo cordial y afectuosamente. Es un saludo de paz. Vengo en el nombre del Señor y quiero no tener protagonismo personal y sí ser vuestro servidor, amigo y pastor», señaló ayer Francisco Javier Suárez Fernández al inicio de su primera misa como nuevo párroco de San Juan el Real.

En una iglesia abarrotada de fieles y con la presencia de autoridades -el alcalde, Agustín Iglesias Caunedo; el delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, y el jefe de la Policía Local, Agustín de Luis-, vecinos del Cristo de las Cadenas, en cuyo templo fue párroco durante 21 años, y también de Turón, de donde es natural, Javier Suárez ofició una celebración eucarística solemne desde su inicio. El sacerdote accedió por la puerta central precedido de la banda de gaitas «Vetusta» y acompañado por cerca de una veintena de sacerdotes. Por su parte, la presencia del Coro «Manín», de Lastres, concedió, igualmente, un aire ceremonioso a la misa, que se prolongó durante cerca de hora y media y que contó con la participación de numerosos miembros de la comunidad cristiana: catequistas, voluntarios de Cáritas y miembros de la Hermandad de Jesús Cautivo y de la Adoración Nocturna, religiosos y laicos que quisieron darle la bienvenida.

Durante la homilía, y a modo de saludo, Javier Suárez Fernández ofreció y pidió la colaboración de todos los presentes y ausentes. «Espero ser el buen pastor que esta parroquia desea», dijo al tiempo que invitó a niños, jóvenes, matrimonios, abuelos, sacerdotes y feligreses en general a acudir a la iglesia y a participar en su vida parroquial: «A todos los que trabajáis en la parroquia, mi disponibilidad. Venid, que os necesitamos».

Además de saludos, en las palabras de Javier Suárez hubo también recuerdos, especialmente para su predecesor, Fernando Rubio, párroco de San Juan durante 51 años fallecido hace unos meses. «Será difícil alcanzar el listón tan alto que dejó, pero seguro que va a ayudarnos intercediendo por nosotros desde la otra orilla». También tuvo presente a Álvaro Iglesias, trasladado a la basílica del Sagrado Corazón de Gijón, al que el sábado sus feligreses y amigos le ofrecieron una emotiva despedida. «Lo saludo agradeciéndole el servicio y la fidelidad con esta parroquia». Por último, dio las gracias al arzobispo, Jesús Sanz, «por encomendarme esta misión».

Por su parte, en representación de quienes participan en la vida de San Juan, José María Varas Baizán, hermano mayor de la junta de gobierno de la Hermandad de Jesús Cautivo, dio la bienvenida al nuevo párroco. «No tengas miedo, no te va a faltar ayuda del Señor ni de los feligreses, que te acogemos con los brazos abiertos. Sabemos que llegas abierto a escuchar y sin reservas, por eso te pedimos que seas padre y pastor y salgas al encuentro de los necesitados. A la Santina le pedimos que sea tu valedora. Bienvenido a tu casa». Estas palabras conmovieron al párroco, que reconoció estar emocionado. Y para agradecer personalmente las muestras de cariño, Javier Suárez, al finalizar la misa, acudió a las puertas del templo para tender la mano, dar un abrazo o dos besos a a cuantas personas a él se acercaron.