«La bomba» fue, prácticamente, la única canción que sonó aquel 21 de septiembre de 1987 en el escenario de la plaza de la Catedral. Los «Hombres G» estuvieron a punto de batir algún tipo de récord cuando se vieron obligados a abandonar el escenario ante la lluvia de «objetos contundentes» después de sólo nueve minutos de actuación. Las crónicas de la época citaban entre el público a «punkies», «heavies» y «rockers» como sospechosos de haber provocado el ataque. David Summers se quejaba: «Eran veinte asesinos con navajas y no vimos ni un policía».