Ch. NEIRA

El arquitecto y dibujante Peridis, presidente de la Fundación Santa María la Real, acaba de presentar «La luz y el misterio de las catedrales», un libro que también se corresponde con una serie que ha producido para La 2 de Televisión Española, donde ya hizo «Las claves del románico», y en el que recorre la historia de siete basílicas españolas, dedicando el último capítulo a la de Oviedo.

Con un estilo ágil, entre el reportaje y la divulgación, Peridis, después de tratar sobre las catedrales de Jaca, Santiago de Compostela, Lérida, Barcelona, Burgos y Cuenca, dedica el último capítulo de su nuevo libro a la de Oviedo, ciudad a la que llega, relata en las primeras líneas, entre huelgas de mineros y a punto de perderse una audiencia apostólica privada. A la postre, ese compromiso será, en realidad, con los apóstoles del apostolado de la Cámara Santa, para retratarlos en un dibujo que se incorpora en el libro, pero da pie a las primeras excursiones literarias de Peridis, que cuenta así cómo aterriza ante el templo y cómo empieza a sonar la campana del edificio de Cajastur: «Pensaba que ya todo estaba perdido cuando, por fin, conseguí poner los pies en la plaza de la Catedral exactamente a las doce en punto de la mañana; en ese mismo instante empezaron a brincar las campanas de la ciudad cantando el "Asturias, Patria Querida" con tal alegría y confusión que parecían escolares que se marchaban de excursión con las monjas de su colegio».

Peridis, que hilvana su relato alrededor de esta visita a Oviedo, aprovecha también para hablar del Prerrománico, de la Monarquía asturiana -De Alfonso II a Alfonso III- y de sucesos como la apertura del Arca Santa en 1075 para la que Alfonso VI, se preparó con ayuno, penitencia, abstinencia y oraciones para no quedar cegado como se decía que le había sucedido medio siglo antes al obispo Ponce: «El rey no salía de su asombro ante la inaudita calidad de las reliquias que hallaban los prelados en el Arca al igual que nos ocurría a los visitantes y turistas que escuchábamos boquiabiertos a Pablo Vázquez, guía de la Catedral, cuando refería con mucho énfasis y conocimiento lo principal de las ochenta y tres reliquias halladas en el Arca».

Se entretiene el dibujante en los retratos de personajes como Juan de Candamo, treinta años jefe de obra de la Catedral hasta 1489, al que pinta como una «leyenda urbana» de la Asturias del XV, o en aspectos cruciales como la única torre, «la torre que ha acabado siendo el símbolo de Oviedo», escribe, y que «cumple a las mil maravillas su función de guardia urbano y campanario, que para eso la levantaron».

No se olvida el dibujante cántabro de pasajes como la voladura de la Cámara Santa, la noche del 7 de octubre, o del robo de las joyas allí custodiadas, que le da pie a conversar con Carlos Álvarez, hijo del orfebre Pedro Álvarez que se encargó de la restauración.

El tramo final de las 22 páginas dedicadas a Oviedo sitúa al autor y narrador de nuevo en el exterior del templo, realizando el dibujo de la Catedral mientras un desconocido empieza a susurrarle al oído la descripción realizada por Clarín en «La Regenta». De ese supuesto poeta, buscavidas o librero que había planeado vivir del turismo tras memorizar la obra clave de Leopoldo Alas, salta Peridis al interior del templo y al apostolado, «estatuas-columna de maestría comparable a las que realizó el taller del maestro Mateo para el Pórtico de la Gloria» que le recuerdan a «parejas de guardias civiles». Esa audiencia silenciosa y apostólica para retratarlos baja el telón del libro y, en principio, será también el broche de la serie de La 2 en Televisión Española.