Javier NEIRA

Rossen Milanov está en capilla. El maestro búlgaro se pondrá mañana, por primera vez como director titular, al frente de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) en el arranque de la temporada. La cita es en Oviedo, en el auditorio Príncipe Felipe.

-¿Cuál es su estado de ánimo?

-Feliz y agradecido por estar aquí en Asturias como director titular de esta estupenda orquesta. El proceso de selección fue muy largo, duró más de dos años y se cruzaron elecciones y cambios. Finalmente, estoy muy feliz por poder trabajar con esta orquesta. Todas las orquestas necesitan un director casi permanente. Es como los equipos de fútbol, no pueden existir sin entrenador.

-¿Se ve como Mou?

-No.

-¿Entonces?

-Hay diferencias y similitudes entre un equipo de fútbol y una orquesta. Debemos trabajar juntos en los dos casos. No todos los futbolistas juegan en el medio del campo y ocurre lo mismo con los músicos.

-¿Tan buena es la OSPA como para que esté tan contento de dirigirla?

-Sí, porque tiene una buena capacidad. Los músicos de la OSPA quieren mejorar siempre y tocar a mejor nivel. No se trata sólo de dar órdenes, un director no es un dictador. El nivel de los músicos es muy alto. Debo ser un inspirador para la orquesta y lograr que se sumen los esfuerzos. En las mejores orquestas del mundo los músicos funcionan en conjunto de manera natural, sin conflictos.

-Eso es relativamente nuevo, antes primaba el director dictador tipo Karajan.

-Cierto. La dinámica de una orquesta refleja la dinámica social, Tras la guerra, se impusieron gobiernos centralizados, incluso dictaduras, como ocurrió en España con Franco o en Grecia. Ahora los modos son democráticos. Son más útiles.

-¿Cómo valora la programación de la orquesta para toda la temporada?

-Para la OSPA y en general para las instituciones culturales es importante tener una oferta abierta. Una oferta orientada no sólo a los melómanos. Hay gente que sabe mucho de música y gente que no la conoce tanto. La OSPA significa una buena oportunidad para entrar en la música. No hay nada mejor que la «Novena sinfonía» de Beethoven para introducir a un público nuevo en la música. La tocaremos el próximo mes en Gijón y en Oviedo. A su vez, a las personas que conocen bien el arte y la historia es importante que la OSPA les ofrezca un programa que resulte estimulante.

-De entrada interpretarán el «Fandango asturiano», que algunos desearían fuese el himno del Principado.

-Me gusta mucho. Es una música muy optimista. Da la sensación de movimiento.

-Es usted un optimista puro.

-Soy una persona afortunada, puedo trabajar en lo que quiero. No entiendo la vida sin la música. No me gustaría dedicarme a otra profesión. Respeto la vida y el sacrificio de los músicos. Para mí es como una gran devoción. Pocas cosas en nuestra civilización tienen el significado y el alcance de la música. No sólo entendida como lenguaje universal, sino como experiencia conjunta, como sensación en comunidad. Si un día nos levantásemos y no hubiese arte, nuestras vidas habrían perdido sentido, al no poder expresar muchas cosas. Sería una gran tragedia vivir sin música y sin arte.

-¿Está ya ambientado?

-Estoy muy agradecido a Asturias por el apoyo que da a la OSPA. El público nos necesita y quiere. Es la mayor recompensa que cabe para un músico. He vivido estos últimos años en EE UU, en Filadelfia, y hora estoy buscando piso en Oviedo. Me gusta mucho la fabada. Y les fabes con almejas. En Casa Gerardo hacen las mejores fabes con almejas del mundo. Y también me gustan mucho los quesos asturianos.

-¿Y los gustos musicales?

-Soy eslavo y naturalmente siento mucho la música eslava, está muy cerca de mi corazón. Es una opción más natural, para mí, que cualquier otra. Pero hace 12 años enlacé en EE UU con un profesor alemán que me llevó a amar la tradición alemana. La arquitectura de su música, sus proporciones, su manera de elegir las formas musicales, su disciplina en los ensayos, los tempi... Todas esas cosas, aunque quizá no son muy visibles, son importantes. En todo caso, mis gustos son muy eclécticos, me gusta la música del Barroco, la contemporánea, la experimental, con coros... me gusta mucho la ópera porque adoro a los cantantes.

-Bulgaria es tierra de grandes cantantes.

-Claro. Es importante trabajar con la voz. Muchos instrumentistas oyen la música a través de los instrumentos; yo, a través de la voz.

-Supongo que dará a conocer en Asturias a compositores búlgaros.

-¿Por qué no? Si interesan, ¿por qué no?

-Tiene fama de muy trabajador.

-Sí, el resultado siempre es proporcional al trabajo. No creo en milagros. Si uno duerme doce horas al día después no puede esperar nada bueno. Debemos trabajar y mejorar siempre. La vida siempre da oportunidades para mejorar

-¿Qué metas se marca con la OSPA?

-Una orquesta es como un negocio o un banco. Ocurre lo mismo en todas las organizaciones, deben tener un programa de futuro. Así se da una oportunidad a la propia orquesta, al público y a las instituciones para que tengan un objetivo.

-¿Cuál?

-Necesito más tiempo para fijarlo. La orquesta no funciona separada de la sociedad. Puedo soñar cosas hermosas. Es importante que todos descubramos qué es lo más importante, qué OSPA es la mejor, en qué la OSPA puede ser mejor que nadie. Es necesario saber dónde queremos estar para servir bien a Asturias. Una orquesta puede tener diferentes objetivos y prioridades. Puede centrarse en la educación o en las relaciones con la comunidad. Todas estas direcciones son importantes. En todo caso, todo va a parar a un único núcleo central de esfuerzo. Me gustaría conocer la opinión de los demás, qué piensan de nosotros. Hacemos cosas, pero no siempre tenemos retorno.